No es el Zaragoza un equipo que destaque por su extraordinaria calidad. Tampoco por su agresividad. Ni por su juego aéreo. Se diría que el Zaragoza es un buen equipo en mal momento. Con cosas buenas y otras no tanto. Con mucha juventud y no demasiado carácter. Un conjunto en busca de identidad en el que el gran protagonista hasta ahora ha sido un dibujo y que ya ha cambiado de entrenador. Es el Zaragoza, en suma, una incógnita capaz de todo y de nada. De nada y de todo. Un equipo a medias que no está para demasiados trotes todavía. Una escuadra desquiciante en horizontal y poderosa en vertical. Sin descaro ni valentía, sin descarados ni valientes, el Zaragoza es más vulgar que el que más. Con eso, es mejor.

Ayer lo dejó bien claro. Tras una primera parte otra vez descorazonadora, el cuadro aragonés fue otro tras el descanso. Se transformó porque tiró de orgullo, sí, pero también porque se creyó capaz de creer. Y lo hizo, eso sí, aupado por los tres cambios que hizo Alcaraz, Benito, James y Marc Gual llevaron de la mano al Zaragoza por el camino adecuado. El de la intensidad. El de la mirada hacia adelante. El de aquella determinación que exigió el técnico tras el desastre ante el Granada. El de la vida.

Hasta ese cambio de tercio, todo estaba perdido. El partido empezó como casi siempre, es decir, con el Zaragoza a remolque desde el vestuario. Porque el Mallorca, como ya hizo el Nástic, el Elche o el Albacete, se adelantó en el marcador bien pronto. Lo hizo, también como casi siempre, merced a la insoportable insistencia de los aragoneses en liarla parda. Nieto concedió inocentemente un saque de esquina que acabó con el balón encima de Verdasca. El portugués, otra vez, no acertó a dominar la situación y Lago Junior aprovechó que pasaba por ahí para marcar y volver a sacar de quicio al zaragocismo.

Al fin el equipo aragonés se quitó las legañas y el pijama. Pombo rozó el empate tras una buena dejada de Álvaro que el canterano emborronó con un disparo en semifallo que se fue desviado. Parecía espabilar el Zaragoza, pero fue un espejismo. Álex López perdonó el segundo al rematar mal un buen centro de Gámez. Pero no fallaría poco después Lago Junior, que mandó al fondo de las mallas otro servicio desde la derecha, esta vez, de Aridai tras la enésima subida de Gámez.

El tanto descompuso aún más a un Zaragoza muy inferior y premiaba a un Mallorca seguro atrás y cuyas contras eran veneno puro, con Lago Junior trayendo por la calle de la amargura a Delmás y al resto de la retaguardia zaragocista. Pudo ser peor el castigo, pero el árbitro no concedió validez al gol de Xisco, que había aprovechado un despeje fallido de un contagiado Cristian. El fuera de juego mantenía ciertas constantes vitales a un Zaragoza desastroso atrás, incapaz en el mediocampo y con Pombo y Álvaro como los únicos que se salvaban de una quema que volvía a ser masiva. El canterano volvió a rozar el gol pero su disparo acabó en el lateral de la red.

Eran, en todo caso, arreones e intentos individuales. La elaboración brillaba por su ausencia porque el Mallorca se sabía la lección al dedillo. Un punta encima de Eguaras y adiós al Zaragoza, cuyo plan B volvía a ser el balón largo de Perone o Verdasca a los puntas. El Mallorca se sentía tan a gusto. Buen repliegue, solidaridad en las ayudas y poco más. Con eso bastaba para acabar con un pobre Zaragoza cuyo entrenador no alteraba el guion a pesar del marcador, de las sensaciones y de que el equipo pedía a gritos algo distinto.

Alcaraz sí movió piezas al descanso. Verdasca y Zapater dejaron su sitio a Benito y James, pero el sistema no cambiaba. Dos de los tres centrales, Nieto y Delmás, estaban recolocados. Curioso. El caso es que el Zaragoza fue mejorando. James probó desde lejos sin fortuna y otro intento de Biel dio paso al tanto de Marc Gual, que apenas llevaba unos segundos en el campo tras haber sustituido a Lasure. El Zaragoza volvía al rombo y el gol abría la puerta de par en par a la esperanza. La Romareda enloquecía y volvía a creer. Todo se había activado.

También Cristian, que salvó al Zaragoza con una doble intervención ante Aridal poco antes de que Pombo empujara a la red un rechace de Parera a disparo de un Gual desatado. Soberbio. Lo más difícil estaba hecho y Alcaraz volvió a defensa de tres. Afición y equipo caminaban juntos en busca de una remontada que a punto estuvo de llegar, pero Parera desbarató dos buenos intentos de Benito y Pombo, Aunque el Zaragoza también pudo perder. Lo evitó, por supuesto, Cristian en el descuento. La Romareda se marchó satisfecha. Al Zaragoza le exige fe y valentía. Es el único camino para hablar de futuro.

REAL ZARAGOZA 2

MALLORCA 2

Real Zaragoza: Cristian, Delmás, Nieto, Perone, Verdasca (Benito, m.46), Lasure (Gual, m.65), Eguaras, Zapater (James, m.46), Pep Biel, Pombo, Álvaro.

Mallorca: Parera, Sastre, Russo, Xisco, Gámez, Pedraza, Salva Sevilla (Baba, m.50), Dani Rodríguez (Buencasa, m.75), Álex López, Lago Junior (Giner, m.83), Aridai.

Goles: 0-1,m. 6, Lago Junior. 0-2, m. 20, Lago Junior. 1-2, m. 65, Gual. 2-2, m. 74, Pombo.

Árbitro: Saúl Ais Reig (3). Colegio valenciano.

Tarjetas: Amonestó a los jugadores del Zaragoza Delmás y Álvaro y al visitante Aridai.

Incidencias: 21. 400 espectadores.