Real Zaragoza y Sociedad Deportiva Huesca tienen dos estilos contrapuestos, pero con ciertas similitudes. En La Romareda se volverá a vivir un choque de estilos, una pelea continua por el dominio del partido, aunque no necesariamente de la pelota, y posiblemente con momentos para cada uno de los equipos, que deberán aprovechar para ganar.

El Real Zaragoza ha ido mejorando y madurando con el paso de las jornadas tras el parón, se está encontrando poco a poco, pareciéndose a aquel que se tuvo que confinar en pleno estado de efervescencia, aunque todavía le queda para alcanzar ese estado de plenitud, aunque realmente como a todos los primeros espadas de la Liga.

El equipo blanquillo, en Almendralejo, volvió a su ser a base de imprimirle velocidad al juego, de encontrar los espacios por el centro y la banda y de la salida limpia de la pelota. Necesitaba correr, hacer daño a la espalda, generar superioridades a base de verticalidad pura y atrevimiento y ese ADN es el que requiere para vencer al Huesca.

En cambio, cuando tiene que encontrar los espacios entre una muralla defensiva, contra equipos con las líneas bien juntas y esperando a las contras o una ocasión aislada sufre, le cuesta porque necesita correr y sorprender. Se vuelve un equipo plano, que suele ir a remolque para generar peligro. Mantiene la pelota, pero sin mordiente y tiene que andar con pies de plomo para no ser pillado en las contras. Ante el Alcorcón lo sufrió tanto que le acabó costando una tarde para el olvido y el Almería se le adelantó en el marcador en una salida más intensa que la del Real Zaragoza y jugó a lo que le gusta a los aragoneses, a correr. Resultado, dos derrotas en casa.

Libertad sobre el césped

El Zaragoza de Víctor, ya desde el curso pasado, es muy reconocible sobre el césped. No tiene una táctica rígida y definida y su cierto carácter anárquico dentro de un orden le da superioridad: los interiores y el segundo punta aparecen mucho por dentro, tiran desmarques y se mueven para que Luis Suárez pueda tener hueco para explotar su potencia y velocidad. Aun así, sobre el papel el técnico blanquillo plantea un 4-4-2, aunque el acompañante del ariete tiene mucha libertad.

Los dos medios posicionales tienen muy buen gusto por la pelota, especialmente un Eguaras diferencial. Raúl Guti, bien desde el medio o desde la derecha, está rayando la matrícula de honor por su despliegue, llegada y pundonor. En cuanto a los acompañantes de Suárez, el cafetero está más cómodo con alguien que fije. Por eso se sintió mejor con Soro que con Kagawa, aunque el japonés ha vuelto mejor del parón que antes del mismo, y además regresa Puado, si bien habrá que ver para cuántos minutos. En la retaguardia Vigaray está en la citación y, si la zaga limita los errores y el equipo se adelanta, tendrá terreno ganado.