El Zaragoza se ha convertido en un manojo de nervios. Desde aquella fatídica tarde en Almería, el equipo aragonés no ha logrado despojarse de una endeblez defensiva capital para privarle de la victoria en las tres últimas jornadas, en las que ha encajado seis tantos, el triple que en las cuatro primeras. A las consabidas dificultades para llevar a cabo una salida de balón adecuada desde atrás se suman despistes, desajustes y falta de coordinación en todo el sistema defensivo.

Porque la fragilidad no se asienta únicamente sobre el cuarteto defensivo sino en todo el engranaje. Errores individuales como los de Grippo o Papu en Almería, balances defectuosos como el que propició el segundo tanto del Lugo o los dos despistes a balón parado en Albacete han penalizado a un Zaragoza que ha perdido aquella solidez defensiva de las primeras jornadas.

Así lo refleja, por ejemplo, el continuo movimiento de centrales a lo largo del campeonato. Mientras Lasure y Benito atesoran la vitola de titulares en los laterales, no sucede lo mismo en la parcela central, donde Idiakez continúa buscando pareja. Hasta cuatro distintas ha utilizado el técnico vasco en los siete encuentros disputados hasta ahora. En las tres primeras jornadas, en las que Verdasca formó como mediocentro, recurrió a Grippo y Álex Muñoz. Aquel tramo fue el más sólido del campeonato. Solo dos goles recibidos en tres encuentros y uno de ellos -el del Rayo Majadahonda (2-1)- con el partido prácticamente acabado. El Reus no fue capaz de perforar la portería zaragocista y Las Palmas, uno de los favoritos, lo hizo solo una vez.

En Oviedo, sin embargo, Idiakez, que ya ha utilizado a los cuatro centrales de la plantilla, optó por retrasar a Verdasca para formar pareja con Grippo, fórmula que repitió en los dos partidos siguientes. El balance fue de tres puntos de nueve posibles fruto de una exhibición en Oviedo y debacles ante Almería y Lugo.

Muñoz ya solo aparecería en la Copa ante el Depor en compañía de Perone, la quinta pareja distinta. El andaluz, incluso, se quedó fuera de la convocatoria ante el Albacete a pesar de que es el único que no conoce la derrota cuando ha jugado. Perone, por el contrario, recorrió el camino contrario, pasando de la grada al campo en el Carlos Belmonte, donde Idiakez optó por el brasileño y Verdasca, relegando a Grippo al banquillo por primera vez. Sin embargo, molestias gástricas del portugués rescataron de nuevo al suizo para formar pareja con Perone hasta el final.