Parece claro que la salvación, esta temporada, será más barata de lo habitual. La exclusión del Reus y el ritmo de puntuación de los equipos que ocupan el furgón de cola en la tabla clasificatoria dejan patente que esta vez no hará falta alcanzar los 50 puntos para garantizar la permanencia. Sin embargo, y a pesar de que en el vestuario hace tiempo que se hacen cuentas, no hay una cifra mágica a alcanzar más allá del 43. Esa es la puntuación que plantilla y cuerpo técnico zaragocistas se han fijado como gran objetivo. Y pasa por sumar la victoria en los dos próximos encuentros que se disputarán en La Romareda. Primero, el lunes ante el Nástic, y dos semanas después, frente al Alcorcón. Entre ambas contiendas, el Zaragoza debe sumar seis puntos. No hay otra.

Esas dos victorias incrementarán la cuenta de puntos del conjunto aragonés hasta los 40, a los que se sumarían tres más una semana después del choque ante los alfareros. Porque, en plena Semana Santa, el Zaragoza ganará sin jugar al tener programado para entonces el partido que debía disputar ante el Reus y que se saldará con un 1-0 para los aragoneses tras la expulsión del club catalán de la competición. 43. Esa es la apuesta.

A partir de ahí, la tarea se centrará en arañar por aquí y por allá. Entre los duelos ante Nástic y Alcorcón, el Zaragoza rendirá visita al Cádiz, aspirante a ocupar una de las seis primeras plazas y pelear así por el ascenso a la máxima categoría del fútbol nacional. No se da ese encuentro por perdido. Ni mucho menos. Pero la salvación pasa por La Romareda y por hacer pleno en los partidos consecutivos frente a Elche, Nástic y Alcorcón. El primer triunfo ya está en el bolsillo. Los otros dos deberán estarlo.

Porque, a partir de ahí, el calendario se endurecerá y enfrentará al Zaragoza con rivales de mayor tamaño. Tras la jornada de descanso, el equipo de Víctor Fernández se desplazará hasta Córdoba para dirimir un choque que, si los andaluces aguantan, podría adquirir tintes dramáticos en caso de que el Zaragoza no haya logrado auparse a una posición más desahogada.

VUELVE NATXO

Mayo comenzará con morbo. Natxo González volverá a La Romareda con un Deportivo que podría jugarse gran parte de sus aspiraciones de ascenso y, una semana más tarde, los aragoneses volverán a visitar a un rival directo, el Extremadura, el equipo que ahora mismo marca la permanencia en la categoría.

Tras ese encuentro quedarán otros cuatro hasta el final del campeonato liguero. El primero será frente al Sporting de Gijón en tierras aragonesas y una semana más tarde, el Zaragoza jugará en La Rosaleda frente al Málaga, otro candidato a subir. El Numancia será el último visitante en La Romareda y la Liga se cerrará con un desplazamiento hasta Tenerife, también inmerso ahora en la pelea por la permanencia.

Al menos, el Zaragoza afronta este tramo decisivo con cierta ventaja sobre alguno de sus rivales directos. Y es que el equipo aragonés todavía tiene pendientes de sumar esos tres puntos del encuentro ante el Reus, un botín que ya figura en la cosecha de Elche, Tenerife, Lugo, Extremadura o Nástic. En cambio, Córdoba y Numancia también están pendientes de sumar esa victoria.

Con Nástic y Córdoba cada vez más descolgados -el equipo catalán se juega el lunes una de sus últimas balas-, el Extremadura se presenta como el principal rival del Zaragoza en la triste pugna por asegurar un puesto en Segunda la próxima campaña. En estos momentos, el equipo azulgrana cuenta con 30 puntos tras los tres ganados sin jugar el pasado fin de semana. La previsión en el vestuario zaragocista es que será capaz de conquistar, como máximo la mitad de los 33 puntos que todavía quedan en juego, lo que le permitiría sumar entre 45 y 47 al final de la temporada. Eso obligaría al Zaragoza a lograr entre dos y cuatro puntos más que los que tendría en caso de ganar en casa a Nástic y Alcorcón. Para ello dispondrá de ocho encuentros, es decir, 24 puntos en juego. Parece factible, aunque para ello habrá que cumplir con el guion establecido.