El mercado de invierno más agitado de los últimos años ha vivido este martes su último capítulo. El Real Zaragoza y el Alavés cerraron a media tarde de manera definitiva el acuerdo de cesión de Burgui, que tiene previsto viajar este miércoles a la capital aragonesa y será definitivamente el extremo que reforzará las alas del equipo. Es diestro, aunque puede jugar en ambos costados. El club colmará con el extremeño, de 26 años, todos los deseos de Víctor Fernández, después de no haberlos podido rematar los últimos días de enero a pesar de los sucesivos intentos por Amath, Larrazabal, Borja Valle y el propio Burgui. La desgraciada lesión de Javi Ros abrió el mercado más allá de los futbolistas en paro y amplió el margen de maniobra económico, decisivo para culminar una operación de esta envergadura, que incluye una opción de compra obligatoria en caso de ascenso a Primera División.

De este modo, Víctor Fernández tendrá todo lo que había pedido. Un delantero (Pereira), un extremo (Burgui), un medio (Dani Torres) y un central (El Yamiq). La respuesta del Real Zaragoza como institución ha sido concluyente en invierno. Nada que ver con lo que sucedió en verano, cuando las divergencias de criterio entre los deseos del entrenador y los fichajes de la dirección deportiva se airearon incluso de manera pública, sobre todo a propósito de la no contratación de un centrocampista, que en aquellos días parecía pieza imprescindible y, luego, cosas del fútbol, dejó de serlo.

Un repaso rápido por los hechos consumados constata cuál ha sido el modus operandi del Real Zaragoza en esta segunda ventana de fichajes. Antes de enero, a la baja de Dwamena, el fichaje de Javi Puado. Luego, a la salida de Pombo, la llegada de Pereira. A la lesión de Ros, la contratación de Dani Torres. A la marcha de Grippo, El Yamiq. Y a la salida de Papu, Burgui. El club solo ha dejado sin cubrir las vacantes de Lasure, sin otro lateral izquierdo, y la de Bikoro, jugador intrascendente a efectos prácticos por su nula participación. Víctor Fernández tiene un buen arsenal futbolístico a sus órdenes. Toda la carne está en el asador.