La tormenta de El Molinón dejó cinco expulsados entre jugadores, entrenador y preparador físico, todos del Sporting, y una triunfo que sabe a gloria para el Real Zaragoza, en zona de promoción después de 20 jornadas de competición, tras 1.800 minutos de juego sin apenas fútbol y una semana de fuertes sacudidas internas por asuntos propios. El encuentro de Gijón, extraño, trepidante y disputado hasta en el túnel de vestuarios, donde alguno llegó a cruzarse la cara como refleja el acta redactada por el colegiado, tuvo numerosos protagonistas deportivos. Desde Arzo, debutante con galones, hasta Leo Franco, eterno salvador. También se vio a un Roger en cuarto creciente, a un Barkero en su mejor versión y la llama incombustible de Montañés. Y, de nuevo, a Víctor como revulsivo, en el papel que menos le gusta representar pero que le ha adjudicado Paco Herrera en la teoría y, últimamente, en la práctica.

El técnico tardó lo suyo en poner sobre el campo a su jugador más estimulante desde el banquillo. Como siempre prudente hasta límites cuestionables, el entrenador esperó a que el Sporting estuviera con nueve. La salida de Víctor en ese escenario tan favorable fue la llave de un triunfo que no sabían cómo descifrar sus compañeros. Primero le hicieron un penalti que, además, dejó con ocho a los asturianos, una pena máxima que el propio Víctor lanzó de forma horrorosa para lucimiento de Cuéllar. Mas tarde se redimió con el magnífico taconazo que ofreció a Cidoncha para que marcara el gol de la victoria. Parecía fácil ganar en esas circunstancias, pero la genialidad o ocurrencia fue de él.

Esta temporada se ha abierto un debate interesante sobré cuándo y dónde es mayor la productividad del mediapunta. Y sin grandes discusiones, sobre si ha de ser titular o reserva de lujo. Su descaro, compromiso y trabajo despierta simpatías y no pocas voces reclaman su presencia indiscutible en el once. Paco Herrera, sin embargo, ya ha tomado su decisión: en las seis últimas jornadas le ha sentado en cinco ocasiones a su lado con cuatro victorias y un empate como resultados finales, y en la que le puso de principio, contra el Sabadell, se cayó en la Nova Creu Alta. Son datos, pero dicen cosas con los lógicos matices.

Los mejores momentos de Víctor Rodríguez durante este curso nacen, Riazor e Iberostar al margen, casi siempre desde la suplencia. Solo ha saboreado la victoria en dos de los once encuentros que ha vestido de titular, frente a Mallorca y Ponferradina, gol incluido en esta cita. Por contra, hizo dos tantos clave al Tenerife apareciendo en la segunda parte y logró otros tres puntos más sustituyendo a Henríquez en Aldredo di Stéfano del filial madridista. Ayer, su decisión, velocidad y astucia aniquilaron a un Sporting muy herido por sí mismo.

Y así, el futbolista le va dando la razón a Herrera, quien ha preferido incluir en sus últimos planes originales a Javi Álamo, Luis Garcia e incluso Cidoncha para luego dar entrada al punta barcelonés. No se juega mejor, pero se gana. Víctor parece condenado buscar la excelencia contra el reloj.