Poco espacio para lo puramente futbolístico hubo en el análisis de la derrota del Real Zaragoza ante el Girona, la cuarta en seis encuentros desde el parón. Se esfumó el colchón con el tercero, puesto que ahora ocupa el equipo blanquillo, y también la fortaleza física y anímica que atesoraban los aragoneses. Por ahí fue el discurso del técnico, casi como una arenga para las cinco jornadas que restan.

El entrenador aragonés resaltó la necesidad de «la recuperación mental sobre todo», ya que «a raíz de la jugada del penalti el equipo se ha venido abajo», cuando, para Víctor, «el partido estaba absolutamente controlado», pero «ese error ha sido un golpe duro y no hemos tenido respuesta anímica ni futbolística», algo que dejó al entrenador «preocupado».

Además, fue categórico al afirmar varias veces que «yo no me tiro del barco y sigo creyendo», pero también reconoció que «tenemos que recuperar muchas cosas dentro del grupo, volver a armar el equipo que teníamos en mente y competir liberados de la presión de los últimos partidos». «Fue un golpe duro el del Huesca y el del penalti, absolutamente innecesario, no lo hemos podido superar. Hemos desaparecido completamente del campo y eso no nos lo podemos permitir bajo ningún concepto», agregó.

Y volvió a insistir con el apartado mental, arrastrado desde el derbi del pasado lunes. «Hay que ponerse en la piel del futbolista, recibes un castigo muy severo ante el Huesca y en el primer golpe fuerte que recibes hemos sufrido el impacto de la jugada y de las horas anteriores. Necesitamos tener la cabeza limpia, despejada, creer en el equipo y exprimir nuestros recursos. No me tiro del barco», recalcó.

De todos modos, el preparador zaragozano es consciente de que no es el momento más dulce del curso («mentiría si lo dijera», subrayó). De hecho, por la trascendencia de los partidos «es uno de los más críticos», pero siguió persistiendo en el mensaje que quiere que cale en su plantilla: «Hay que seguir creyendo en el equipo». «Compensamos la diferencia de presupuesto con una afición incomparable y no nos pueden echar una mano. Tenemos que acomodarnos en esta situación y mejorar, pero tengo fe y sigo confiando en el grupo. Vamos a pelear hasta el final», dijo.

Y otro aspecto que no quiso pasar por alto es el apartado físico, que también está lastrando mucho al conjunto blanquillo. Además de las «dos infiltraciones» a Luis Suárez, Víctor reconoció que «es difícil empezar el partido con tres o cuatro cambios previstos de antemano», aseguró en referencia a Puado, Vigaray y James, que aun así «han aguantado bastante tiempo». En el caso de los dos primeros, explicó, «ninguno ha recaído y sus cambios han sido solicitados», ya que «tenían mucho cansancio y sobrecarga muscular», pero confesó que «les he visto en un tono mejor». «Vigaray ha defendido perfectamente su banda y Puado ha tenido mucha más movilidad y capacidad de desmarque», finalizó.