Acababa de concluir la jornada 18ª de Segunda División. El Real Zaragoza destituye a Lucas Alcaraz y contrata a Víctor Fernández. El equipo aragonés había perdido en La Coruña, ocupaba puesto de descenso (la vigésima plaza) y estaba a trece puntos del sexto clasificado, el último puesto de promoción, en aquel instante en posesión del Cádiz, que sumaba 29. Jornada 27ª de Segunda División, el momento en curso. El Real Zaragoza ha completado una estupenda reacción de la mano de Víctor Fernández, mira de lejos el descenso y acumula 31 puntos. El Cádiz, que continúa siendo sexto, lleva 44. La promoción continúa a trece, a pesar de la brillante redención protagonizada por el equipo con el entrenador aragonés al mando: 15 puntos de 27 en las nueve jornadas que ha dirigido.

El Zaragoza de Víctor lo está haciendo muy bien, puntúa al ritmo del playoff, pero no es suficiente. Es decir, bien dirigida, que es lo que no ha estado en la mayor parte de la temporada, esta plantilla sí que da para competir con rivales que ahora están en otra onda, incluso con las carencias que, semana tras semana, quedan en evidencia: la falta de eficacia y de contundencia de los delanteros, de cualquiera de ellos, y los errores individuales en defensa, lastres principales esta Liga. El problema del Zaragoza es que va muy tarde por errores serios previos, fundamentalmente de elección. Para escalar en la tabla no le basta con hacerlo muy bien, como hasta ahora. Ha de bordear la perfección.