Ya se sabe que Agapito es el protagonista principal en el Real Zaragoza desde hace casi ocho años. El paso de las temporadas no ha hecho más que incrementar la presencia negativa del máximo accionista en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las charlas de bar. La afición ha asumido que todas las circunstancias públicas que rodean al soriano son nocivas, como lo han hecho las decenas de jugadores que han entrado y salido del equipo sin llegar a adquirir notoriedad. Sí la tiene Víctor Muñoz, por personalidad y reconocimiento. El entrenador ya advirtió en su presentación como nuevo técnico hace un par de meses que no quería saber nada de Agapito ni de sus negocios. Ayer se mantuvo en su sitio tras ser preguntado por la pésima influencia que pueden tener en el equipo las constantes noticias que tienen que ver con el empresario, bien sea por sus incidencias judiciales, bien por sus diferentes intentos, supuestos de momento, de vender el club. "Llevo bastantes años de experiencia y las he visto de todos los colores, así que me he concentrado en el trabajo y en preparar el partido. Hemos escuchado todas estas noticias y no sé si tienen visos de ser ciertas, yo no quiero ni opinar", dijo el entrenador en una respuesta que sonó a incredulidad.

En cualquier caso, el entrenador se mostró comprensivo con las circunstancias, pese a que parece un momento muy inapropiado para estar negociando la compraventa del club. "No creo que haya habido falta de respeto. Salen noticias y la obligación de los periodistas es publicarlas. Ya estamos acostumbrados a esto, a que salgan cosas cada semana. Mi tarea es estrictamente deportiva y lo demás configura el entorno, pero yo estoy en el entorno futbolístico y no en ése", explicó el entrenador aragonés.

Víctor también cree que las noticias que han salido a lo largo de la semana no afectarán a sus futbolistas, precisamente porque ya están familiarizados con el hecho de que este tipo de acontecimientos extradeportivos circunden la actualidad deportiva. "Los jugadores son jóvenes, pero están acostumbrados también a vivir estas cosas, a estas noticias, y más los que ya llevan algunos años. Ellos conviven durante toda la temporada con estas cosas como para tener la madurez necesaria".

Al fondo, tras las maniobras y obligaciones económicas de Agapito, queda el fútbol, con fatal exigencia deportiva añadida. El Zaragoza, que hasta hace apenas una semana pensaba en meterse entre los primeros e intentar el ascenso con el aliento final, necesita sumar cuanto antes un par de victorias que le alejen definitivamente de Segunda B. Un descenso, incluso con Agapito al mando, parece inimaginable para el zaragocismo. Es real, sin embargo. Pueden tranquilizar las palabras de Víctor al hablar de sus jugadores. "El equipo está comprometido para sacar los puntos que nos hacen falta para lograr la salvación cuanto antes. De la actitud de los jugadores estoy orgulloso, contentísimo. Nuestra metodología de trabajo es exigente y están respondiendo a la perfección".