No habrá cambio de timón en el banquillo zaragocista. Víctor comenzó este proyecto y el club quiere que sea el técnico zaragozano el que lo termine por mucho que los números, esas seis derrotas en nueve encuentros con 7 puntos de 27, y las sensaciones no inviten a ningún optimismo con un equipo que antes del parón acariciaba el ascenso y que ahora está derrumbado, aunque aún con opciones, pocas, de subir directo o de hacerlo por la vía del 'playoff'. La SAD es consciente de que el momento es terrible, pero ve como un error, como una decisión kamikaze, prescindir del técnico y buscar un volantazo en ese sentido, cuando resta solo una semana de temporada regular y las dos hipotéticas más de 'playoff'.

Así, salvo que Víctor de forma voluntaria diera un paso atrás y reconociera que no se ve con fuerzas para levantar al equipo, algo que no ha sucedido y se le ha preguntado desde el club en ese sentido varias veces, también este lunes en la Ciudad Deportiva, la entidad va a apostar por él hasta el final. El Zaragoza tiene dos jornadas aún, en Albacete el viernes y ante la Ponferradina en La Romareda, para buscar el ascenso directo, aunque para eso necesita los fallos del Huesca y del Almería, que este lunes tras ganar al Rayo también superó a los zaragocistas al alcanzar los 63 puntos por los 62 de los de Víctor y los 64 que tiene el cuadro oscense. Y después está la vía del 'playoff', entre el 22 de julio y el 2 de agosto, siendo conscientes, en el club y en el vestuario, de que si el equipo no se levanta y muestra otra cara es en la práctica imposible que pueda cambiar la dinámica y buscar ese ascenso.

Sin técnicos en la casa con experiencia profesional en un momento tan delicado y con lo que pudiera ofrecer el mercado, que se considera que no tiene opciones verdaderamente válidas y que además la alternativa elegida también les condicionaría para la próxima temporada, se juzga como importante que el margen de tiempo tan escaso, con solo dos jornadas por delante, no traería un efecto revitalizador en el grupo. Si el contexto fuera otro, la lucha por el descenso, por ejemplo, quizá la respuesta sería diferente. Y, sobre todo, si el entrenador tuviera otro nombre y no Víctor Fernández, referencia indiscutible del zaragocismo, la valoración sería distinta. Se cree además en la capacidad del técnico para revertir la situación, para tocar las teclas justas que permitan que el equipo se levante.

La mañana de este lunes fue de reuniones y de reflexión tras la debacle ante el Oviedo. El presidente, Christian Lapetra, el director general, Luis Carlos Cuartero, y el director deportivo, Lalo Arantegui, estuvieron en la Ciudad Deportiva. Hablaron con la plantilla, en una reunión donde también varios futbolistas tomaron la palabra, y con Víctor primero y luego con el entrenador a solas para ver sus sensaciones en este duro momento. Según publicó la entidad, fue una mañana «de análisis y reflexión» en la que los jugadores han hecho «propósito de enmienda junto a su entrenador».

Aliento y responsabilidad

Lapetra envió un mensaje de «aliento y responsabilidad» a la plantilla. «El objetivo, mantener la ilusión y la esperanza, mandar un mensaje de unidad y reforzar el ánimo del equipo de cara a afrontar en las mejores condiciones posibles los dos últimos partidos de la competición, en los que el equipo aragonés tiene todavía posibilidades de pelear por el ascenso a Primera División», expuso la SAD.

El Zaragoza, con una deuda mastondóntica y una cifras de ingresos que se verían muy mermadas en este nuevo fútbol si sigue restringida la afluencia a los estadios, necesita subir a Primera, una urgencia social, histórica y económica, sobre todo económica. Y lo tenía en la mano en marzo teniendo el decimotercer límite salarial de la categoría. Y eso se logró con Víctor en el banquillo, lo mismo que la actual caída tras el parón le señala al entrenador también.

Desde el club se admite que en la gestión poscoronavirus del reparto de esfuerzos en la plantilla y en el plan físico han podido haber errores del cuerpo técnico, pero también se pone el énfasis que esta nueva realidad, con partidos cada tres días, no ha favorecido en nada a un Zaragoza con una longitud de armario más reducida que la de sus rivales directos, algunos de los cuales, como el Girona, el Almería o el Huesca, duplican como mínimo su límite salarial.

Al final el problema global es un compendio de muchos factores. El equipo ha perdido seguridad defensiva, ha tenido mala suerte en momentos puntuales, le han perseguido las lesiones (Puado, Vigaray, El Yamiq, James, Guitián), teniendo en cuenta que ahora cualquier baja dobla los partidos de ausencia con respecto a la competición normal, en otros partidos le han perjudicado los árbitros y, desde luego, la ausencia de público en La Romareda ha sido letal. Con seis choques que restaban en casa y con el ambiente que se vivía, el Municipal hubiera sido la llave del ascenso. Así, ha sido la tumba, con cinco derrotas seguidas. Por el momento, claro está.

El club no ve un problema grave de Víctor con su vestuario, más allá de que pueda haber enfados puntuales de algunos jugadores, que los hay y no pequeños, y tampoco se juzga que el grupo sea especialmente conflictivo o tóxico. Al contrario, si acaso es un vestuario dócil y quizá donde se echen en falta más jugadores de carácter. Así que por ahí, una baza básica siempre para establecer un relevo de entrenador, no se ven elementos para tomar una decisión tan drástica, aunque tampoco sea el grupo una balsa de aceite.

Eso sí, el terrible partido ante el Oviedo ha aumentado las dudas hasta el infinito. Nadie se explica la reacción del equipo con lo mucho que había en juego. No se piensa que sea una cuestión de actitud y sí más de nervios o de exceso de responsabilidad, pero sí se ve como inadmisible lo sucedido ante el Oviedo, un partido que terminó con el que el Zaragoza tocó fondo a todos los niveles.

La visión de los jugadores

Esa sensación de caída absoluta y el diálogo ayer con los jugadores, donde algunos admiten el mal momento a todos los niveles, sobre todo anímico, y otros aseguran que es la hora de apretar las filas y buscar resortes técnicos y físicos que vuelvan a sostener a un equipo que nunca en la temporada ha ido sobrado de fútbol, se esperan en la entidad que sean la chispa que levante al equipo lo suficiente para hacerlo de nuevo competitivo y apurar sus opciones de ascenso a Primera. Por ello se les recalcó a los futbolistas la responsabilidad del momento que el Zaragoza vive, la necesidad de subir a Primera. Es decir, el duro revés como principio de la catarsis que también va a exigir que el técnico busque soluciones tácticas, físicas y mentales con lo que tiene. Es momento de entrenador y momento de que los jugadores den un paso adelante, pero desde luego la entidad no tiene previsto buscar un estímulo desde fuera. Víctor no se toca.