S abía Víctor Fernández que el mensaje que tenía que dar en la puesta de largo de su continuidad en el banquillo zaragocista para la próxima temporada debía estar repleto de pasión, de zaragocismo y de convicción. Y así lo hizo, escogiendo en cada momento las palabras adecuadas. Así, bastó con su magnífica capacidad para manejar los tiempos y las frases que desea lanzar. «Me dejo llevar por el corazón y que sea lo que Dios quiera… Va a salir bien, ya os digo que va a salir bien. Hay que mirar al futuro con optimismo», aseguró el entrenador zaragozano, acompañado por el presidente, Christian Lapetra, y por el director deportivo, Lalo Arantegui. «Me veo con fuerzas y con mucha ilusión y tenemos que actuar todos desde la pasión. Todos mis amigos me decían que no continuara, pero igual es que soy terco. Lo vamos a conseguir. Dije que lograríamos la salvación y que sería larga y costosa y se logró. Esto también lo será. Me estoy mojando mucho», añadió.

Con ese convencimiento, con la seguridad que muestra siempre que se pone delante de un micrófono y sabiéndose un ídolo en el zaragocismo, que pidió a voz en grito tras la victoria ante el Sporting su continuidad en el banquillo, en el mismo en el que alzó una Recopa que está cerca de cumplir 25 años y el mismo que cogió en diciembre para salvar a un equipo que iba camino hacia el desastre que implicaba la Segunda B. Desde ese estrado, legítimo, mandó hasta un mensaje ímplicito al hasta ayer presidente del Huesca, Agustín Lasaosa, que en su día habló de clubs con tantas deudas que solo les quedan el nombre y el escudo. «Hay cosas que me molestan mucho. Al Zaragoza le queda el corazón y ese corazón es el que nos va a empujar a conseguir los objetivos. Este no es un club muerto. No me subo a un barco que tenga muchos agujeros, que parece que no va a llegar a puerto. Tenemos que luchar por el éxito con una idea obsesiva, pero también tener una energía muy controlada y unos pensamientos coordinados», aseveró Víctor.

Su idea de no seguir empezó a cambiar en abril, al menos de manera más o menos pública, pero giró de forma definitiva en ese partido ante el Sporting que trajo la permanencia virtual. «Es como si me hubieran dado otra oportunidad de ayudar. Mi carrera deportiva ya la tengo hecha, pero para mí iba a ser muy difícil justificar el sí, aunque también justificar el no seguir. El cambio de opinión obedece única y exclusivamente a una cuestión sentimental. Una vez más me puede el corazón, mi identificación con este club y con esta tierra. Y, sobre todo, que no puedo ser insensible a todo lo que ha ocurrido en los últimos días. Me he dejado guiar de nuevo por el corazón», indicó Víctor en una rueda de prensa donde también estuvo su abogado, Julio Beltrán, su persona de máxima confianza.

UN AÑO DE CONTRATO

En ningún momento el técnico del barrio Oliver habló de ascenso. Tampoco de Primera División. Ni mucho menos quiso confesar que le gustaría cumplir el sueño de volver a dirigir al Zaragoza en la élite si dentro de un año, el que ha firmado en su renovación, celebra ese logro. Pero se le entendió todo. «Los propietarios no me han dicho cuál es el objetivo, no me lo tienen que decir. Yo me lo autoimpongo. Voy a luchar por lograr el sitio que nunca debimos perder. No era necesario que me dijeran dónde estamos y lo que queremos», afirmó.

Es Víctor, sin duda alguna, el mascarón de proa de este proyecto, del séptimo seguido en Segunda División. «Vengo a luchar y a contribuir. Todo va a pasar por aprovechar al máximo los recursos. También por una planificación en la que no nos podemos equivocar en ninguna decisión sobre el perfil de jugadores que necesitamos. En absolutamente ninguno. Luego será cuestión de trabajo y de acierto. Este proyecto no pasa por Víctor Fernández, soy uno más, yo vengo a ayudar. Necesitamos unidad, que dueños, jugadores, afición, dirección general y deportiva vayamos en la misma línea», sentenció.

En todo momento mostró una completa seguridad en su mensaje y una no disimulada felicidad, sabedor de que está donde quiere estar. «Estoy muy contento y muy feliz de que se me haya dado esta oportunidad de poder luchar por el objetivo que todos deseamos. Soy una persona pletórica que a partir de ahora pensará con la razón y la inteligencia para aportar y colaborar en este reto».