Diez goles en cuatro jornadas, un punto de 12 posibles y, sobre todo, la sensación de caída que lleva el Zaragoza, que vivió de su pegada, en concreto de la de Borja Bastón, durante muchos partidos, pero que ahora se ha quedado sin ningún abrigo posible, desnudo de argumentos y con una mediocridad que en Soria asustó más que en ningún otro partido de la temporada. Diga lo que diga Víctor, que vio una primera parte sensacional, o eso dijo, el Zaragoza fue el más gris que se recuerda en mucho tiempo. Y al técnico se le vio demasiado nervioso en rueda de prensa, señal de que percibe que se avecinan nubarrones y que su puesto se tambalea.

La derrota supone más a efectos anímicos, en la consolidación de los fantasmas, que en la clasificación, si bien el Zaragoza puede alejarse más hoy de la promoción y del ascenso directo. Víctor ya vivió un momento delicado al comienzo del curso, cuando el Zaragoza no logró ganar en las cuatro primeras jornadas, con solo dos puntos como bagaje, y cayó eliminado en la Copa del Rey en Albacete. Pero entonces, aunque había empezado a abrir diferencias en sus relaciones con el club, con sus dirigentes, tenía el atenuante de la contrarreloj con la que se hizo la plantilla en agosto.

Ahora, tras sumar 17 puntos de 21 y parecer que el Zaragoza arrancaba, el mecanismo se ha parado de forma abrupta. El Zaragoza defiende mal, sigue sin jugar al fútbol y a Borja se le ha olvidado marcar. Además, Víctor no encuentra soluciones en la medular y el brillo que tenían hace unas semanas Eldin o Jaime se ha apagado. En el caso del hispano-bosnio por completo.

¿Peligra Víctor? El técnico siguió en verano en una apuesta por la continuidad en el banquillo en medio de la revolución que supuso la llegada de la Fundación 2032. Pero de ahí a creer ciegamente desde la directiva en el entrenador media un abismo. Y, además, las relaciones entre unos y otros no han sido todo los fluidas que debieran. La situación de Bono, los cambios en los partidos, las respuestas y el carácter de Víctor, las raras apuestas por canteranos, la destitución de Larraz... El caldo de cultivo ha ido en aumento.

Víctor escuchó pitos de la grada de La Romareda en el cambio de Lolo por Galarreta ante el Betis, aunque al final ese relevo fue acertado, igual que la semana anterior pocos entendieron en el club que quitara a Borja sin esperar al descanso cuando Fernández vio la roja en Gijón. Ayer, un pequeño sector de la afición le pidió en sus cánticos que se fuera y él se mostró nervioso al ser preguntado por eso. Su respuesta --"Sí queréis me voy mañana"--, es todo un desafío al club.

DESAFÍO AL CLUB

El Zaragoza como club ha tenido ahora dos frentes que han distraído su atención y sus esfuerzos: el ERE, ya cerrado, y la deuda con Hacienda, en vías de solución --en principio antes de final de mes--. Eso ha favorecido al técnico. Eso y aquella racha de 7 jornadas sin perder. Las victorias siempre reducen diferencias y hacen más pequeñas las heridas.

Pero el efecto de las derrotas en relaciones tormentosas es magnificador. Y el Zaragoza lleva cuatro jornadas sin ganar y un solo punto, además de dar muy mala imagen sobre el césped, salvo en la segunda mitad ante el Betis. Por todo eso, la situación de Víctor es de mayor debilidad que nunca.