La fe mueve montañas. O al menos eso se dice. Los estados de ánimo son capaces de romper con lo establecido, de resquebrajar los pronósticos y de propiciar sorpresas. En el seno del Real Zaragoza todavía se cree. ¿Por qué no? Las matemáticas dicen que todavía se pueden alcanzar el playoff de ascenso a Primera División. Y todo ello a pesar de los dos últimos reveses, de haber sacado solamente un punto de seis posibles contra el Albacete y Osasuna o de que tras el triunfo del Cádiz ayer ante los manchegos la distancia se quede a unos difíciles pero no insalvables 16 puntos. Sí, hay jugadores y aficionados que creen que se puede enlazar una maravillosa racha de victorias, pero el margen de error es muy pequeño.

El discurso es el de la ambición, pero como las palabras se las lleva el viento, ahora el Zaragoza debe demostrar, por enésima vez, que la mejoría con Víctor trae consigo puntos e ilusión clasificatoriamente hablando. En lo demás, el técnico ya ha ilusionado más que de sobra. En caso de no ganar al Almería esta tarde (20.30 horas, Gol), aunque los puros números digan que no, el Zaragoza se quedará en un desierto del que difícilmente podrá escapar hasta el final de temporada.

Las posibilidades de llegar al playoff se quedarán demasiado bajas y solo habrá que ir restando jornadas, subiendo en la tabla y acabar lo más dignamente posible el curso y sin pasar apuros por descender, aunque ese miedo este Zaragoza lo ha erradicado casi por completo.

Vuelve el Zaragoza a La Romareda siendo uno de los peores locales de Segunda, el menos goleador en su estadio y el único equipo junto con el Extremadura que ha sacado más puntos fuera que en casa. Un drama. Al equipo aragonés le cuesta un mundo sacar adelante los partidos delante de su afición y es un gran indicador para entender la posición actual del cuadro blanquillo. El Zaragoza debe hacerse fuerte en casa y dejar de regalar puntos.

La incógnita de Pombo / Esa es una de las pruebas, la de mejorar en La Romareda. Otra es la recuperación de la eficacia ofensiva. Desde que Guitián culminase la remontada en Lugo no marca el Zaragoza y no será por falta de oportunidades. Álvaro Vázquez tiene la pólvora mojada, pero Víctor Fernández mantiene la confianza en el ariete catalán. Tanto que seguirá en el once inicial, aunque habrá que ver si partirá desde la izquierda o en la punta del ataque. Por último, ya toca que el conjunto aragonés comience ganando y no a remolque. Así todo será más fácil.

En cuanto al resto del once, Javi Ros será el sustituto de Eguaras, cuyo recurso para la segunda amarilla vista en Pamplona ante Competición, Apelación y el TAD no prosperó. El propio Víctor Fernández reconoció que es su sustituto natural, por lo que en principio Zapater esperará en el banquillo, ya que James y Soro son indiscutibles para el técnico.

Eso sí, se abren incógnitas en la defensa y en la línea de ataque. En la retaguardia, la principal duda está en si jugará Guitián o no. El cántabro está bien de la contractura en el gemelo por la que tuvo que ser sustituido en Pamplona, pero Víctor posiblemente no arriesgue con él y sea titular Verdasca junto a Dorado; mientras que Nieto y Lasure pugnan por el lateral zurdo.

En cuanto al ataque, Linares se juega la plaza que queda libre con Aguirre y, dependiendo la elección, Álvaro se desplazará a la banda zurda o actuará en el centro del ataque. Y queda la gran duda: Pombo. En medio de su tira y afloja con su renovación, llega al choque después de unos partidos flojos y tras ser suplente en Pamplona. A pesar de todo, puede volver al once inicial.

Por su parte, el Almería lleva una temporada tranquila y sueña con llegar a la promoción. La victoria del Cádiz la ha dejado a siete puntos, pero un triunfo en La Romareda, donde nunca ha ganado, le metería de lleno en la pomada. Fernández podría repetir el once que ganó al Córdoba en una semana en la que ha recuperado efectivos hasta el punto de no tener a nadie en la enfermería, después de que tanto Nano como Pablo Caballero hayan recibido el alta médica.