No está discutido Natxo González en el Zaragoza ni en el zaragocismo, y la tranquilidad impera en el club, de puertas afuera y también hacia dentro con la consigna de mantener la paciencia en el proyecto, en la idea del técnico, pero no es menos cierto que, transcurridas seis jornadas, a cualquiera le escuece ver al Real Zaragoza en zona de descenso. Y de ahí salta esta noche (21.00 h.) al Carlos Tartiere para medirse a un Oviedo difícil en su feudo y que también ha empezado la Liga de forma irregular. Allí, en una plaza que históricamente se le ha dado mal al conjunto aragonés salvo aquel día donde Cani y Espadas salieron a divertirse y a impulsar al equipo hacia el ascenso en la 02-03 es donde el Zaragoza vislumbra las primeras urgencias importantes por sellar un triunfo que le permita tomar oxígeno en la tabla y que la confianza en el trabajo se refrende con resultados, que es lo único que de verdad vale.

En esa igualdad de la categoría, en la amplia transformación de la plantilla tras la mala temporada pasada, en el poso que necesita un proyecto que rezuma juventud y en la necesidad de tiempo para acoplar el ideario de Natxo González tienen justificación muchas cosas. Entre ellas, que este Zaragoza, al que le ha faltado suerte y le sobró un mal arbitraje de Figueroa Vázquez ante el Nástic -con una increíble expulsión de Borja enmendada después por Competición--, tenga la impresión certera de contar con más juego que puntos, pero en la clasificación no se juzgan las sensaciones. Y, ahí, el equipo ha sumado una victoria y dos empates en seis jornadas, su peor arranque histórico en Segunda. Poco más que decir ante eso.

Con la consigna de la reacción sale al Tartiere en el inhabitual horario de lunes el equipo de Natxo González, que todavía no ha conseguido dejar la puerta a cero en la Liga, una obligación que es ineludible para el técnico, que siempre tiene la palabra fiabilidad en la boca. Y su Zaragoza, por ahora, no es fiable. En los dos últimos partidos ha encajado goles y se le han volado puntos en el tramo final. Otro mal síntoma para Natxo, sin duda.

Además, el equipo aragonés tiene que ser más eficaz y contundente arriba, aprovechar mejor las ocasiones que genera. Borja, por ejemplo, indiscutible y destacado en este inicio de Liga, lleva tres jornadas sin ver puerta. Que la vuelva a ver es vital para sacar el botín del Tartiere.

PARTIDO ÁSPERO / Le espera al Zaragoza un partido áspero. El Oviedo es el equipo que más faltas hace en la categoría y los zaragocistas, los que más reciben. El bloque de Juan Antonio Anquela, como todos los del técnico jiennense, es intenso y competitivo, además de contar con eficacia de cara a puerta. Ha marcado en todas las jornadas y en el Tartiere lleva seis goles en tres partidos. La prueba es, pues, de máxima exigencia y es probable que Natxo la afronte con un trivote, con Zapater, Eguaras y, posiblemente, Guti, de notable irrupción en los últimos partidos para confirmar los buenos augurios de pretemporada. Contra el Granada en Liga y el Lugo en Copa el entrenador zaragocista recurrió al trivote, con diferentes componentes, pero el resultado fue bueno.

Es baja Grippo, lo que mantendrá a Verdasca, en pleno crecimiento, y Mikel González en el eje, mientras que la ausencia de Benito, también importante, es una prueba para Delmás, que de momento lleva buena nota en sus comparecencias. Fuera de la lista se quedó Pombo, por segunda semana seguida, lo que huele a toque de atención, y del once podría caerse Buff, por las características del partido y porque Borja, Febas y Toquero parecen fijos en la parte ofensiva.

El Oviedo llega a la cita con un mal sabor de boca tras la derrota en Albacete, que enfadó y mucho a Anquela. Seguro que la salida carbayona será en tromba. Fabbrini, Hidi, Varela, Mariga, Viti, Cortina y Johannesson son basjas en el conjunto asturiano, que tiene en Toché y Saúl Berjón, con siete de sus nueve goles, a sus jugadores más peligrosos. Ese Oviedo, dirigido desde los despachos por Martín González, de reciente pasado zaragocista, y con capital mexicano del Grupo Carso de Carlos Slim, aspira a volver a Primera porque en su historia ha estado muchos años en la élite. Bastantes más estuvo ahí el Zaragoza, que ahora se ve en plazas de descenso a Segunda B tras seis jornadas en su quinto curso seguido siendo de plata. Como para no hablar de urgencias...