Ante los grandes de la categoría, aquellos que tienen un historial de Primera División, una plantilla más cercana a ella y, por ende, la ambición para recuperar esa división, el Zaragoza saca lo mejor de sí. Quizá porque la nostalgia devuelve a sus jugadores a un tiempo mejor que, aunque no protagonizaron, saben que es el que corresponde al club.

Sea como sea, el Zaragoza, que no solo es uno de esos equipos, sino el líder entre ellos, el más histórico, el más importante, ha ganado en el Iberostar Estadi (2-4), en el Estadio de Gran Canaria (0-1) y en El Molinón (2-3) y empató en Riazor (1-1), los feudos más complicados de Segunda, los de los otros cuatro grandes de la categoría: Mallorca, Las Palmas, Sporting y Deportivo. De hecho, los tres primeros son los únicos campos, junto al Alfredo Di Stéfano del Real Madrid Castilla, en los que ha logrado la victoria el equipo aragonés.

El problema está en casa

Algo que no ha podido conseguir, en cambio, en los campos de rivales más modestos como el Hércules, el Barcelona B, el Eibar, el Jaén y el Sabadell, con los que el Zaragoza ha caído derrotado (excepto con el Hércules, con quien empató a uno). Aquellos triunfos son, en cualquier caso, vitales, puesto que el Zaragoza ha logrado casi tantos puntos fuera (14) como en casa (15). Y de esos 14 puntos, 10 han sido ante los grandes. Aquellos encuentros, pues, en los que se permitía el fallo, dada la calidad teórica del rival, han sido los que han sostenido al Zaragoza a domicilio. Y no porque esa calidad no fuera tal en la práctica (la clasificación, con todos ellos metidos en la pelea por el ascenso, la atestigua), sino porque la mediocridad futbolística que el equipo ha demostrado en la primera parte del torneo no ha sido tal, o lo ha sido en menor medida, fuera de La Romareda ante los mejores equipos.

Y no ha sido casualidad. Excepto el Depor, el resto son equipos más atrevidos que la media y que intentan jugar el balón, de forma que el Zaragoza no tuvo que tomar la iniciativa y encontró espacios a la contra. En Mallorca, por ejemplo, hubo una lluvia de goles en el mejor partido ofensivo del Zaragoza, que llegó a colocarse 0-3 en el primer tiempo. Mientras, ante Las Palmas un gran remate de cabeza de Roger anuló las constantes acometidas del equipo local, que dominó el partido desde el inicio. Y en Riazor, solo un gol en el último minuto de falta de Borja, que rebotó en Leo Franco antes de entrar, impidió la victoria que se había intuido con el primer gol de Víctor.