—Empezaron a entrenar en sesiones individuales el 8 de mayo, hace casi un mes. ¿Cómo ve al equipo y la progresión que ha llevado?

—Estamos bien. Al principio sí empezamos con un poco de incertidumbre, por cómo serían los entrenamientos, las medidas que se iban a tomar, pero atravesando ya las distintas fases en el discurrir de los días estamos con muchas ganas de volver a competir, que es lo que nos supone mucha ilusión y lo que más felices nos hace.

—Usted es de Getafe y la zona de Madrid ha sido de las más castigadas por los contagios por coronavirus. ¿Cómo llevó el confinamiento lejos de su familia?

—Fue una etapa complicada porque en Zaragoza solo estaba con mi pareja y te acuerdas mucho de la familia y de los amigos. Gracias a Dios no hubo ningún contagio en mi entorno cercano, pero hasta hoy seguimos sin vernos, aunque al empezar los entrenamientos desconectas un poco, te relacionas con los compañeros y lo llevas mejor.

—¿Tuvo miedo al volver a entrenar a esos contagios o lo percibió en algún compañero?

—No en mi caso y no he percibido a nadie con ese miedo que pudo expresar Fali, por ejemplo. Es verdad que es una postura igualmente respetable porque este virus se ha llevado a mucha gente por delante y es normal que haya ese miedo.

—El protocolo de LaLiga no puede ser más exhaustivo, aunque riesgo siempre hay.

—El contagio cero no existe, pero esas normas nos hacen sentirnos unos privilegiados porque cada poco tiempo pasamos los test, en la Ciudad Deportiva hay todas las precauciones y medidas posibles y mantenemos la distancia de seguridad dentro de lo que cabe porque entrenando obviamente es imposible, ya que el fútbol es contacto, pero al terminar y antes de empezar extremamos todas las medidas.

—Da la impresión de que al principio los futbolistas tenían más dudas sobre volver que se han ido aclarando...

—Sí, a mí me ha sucedido así. Como nunca habíamos vivido una situación tan anormal, todo el mundo iba con esa incertidumbre. Te vas adaptando al protocolo, porque cuando nos lo mandaron me quedé un poco fuera de lugar. Recuerdo que lo veía prácticamente imposible de cumplir, pero tienes tantas ganas que pones todo de tu parte para poder volver a jugar y la cabeza lo va asimilando y viéndolo cada vez más claro.

—El fútbol ha sido una avanzadilla para el intento del regreso del deporte. ¿Lo han vivido así?

—Hay que partir de que la situación era muy dura y difícil de entender para todos. Desde un punto de vista lógico no tenía sentido que el fútbol tuviera ese privilegio de los test antes que los sanitarios, pero después está el apartado económico, por todo lo que genera este deporte y por esa parte se puede entender. Al principio te sientes como conejillos de indias porque no veías que ningún deporte se hacía oficial que siguiera y el fútbol sí o sí tenía que empezar. Eramos algo así, pero somos unos mandados y hacemos lo que nos dicen. Ahora la situación está mucho mejor en España y esperemos que todo siga así, cumpliendo todos con las normas para que la normalidad vuelva cuanto antes.

—Ahora hay clubs que ya están anunciando el deseo de jugar con un tercio del aforo, pero la consigna de momento es acabar la Liga sin público. Eso al Zaragoza le perjudica.

—A ver qué pasa al final. Para nosotros La Romareda llena es clave, es lo que más vamos a echar de menos, por el ambiente que hay en el campo en cada partido. Hasta en los desplazamientos lo hay con los que viajan. Va a ser un factor decisivo. Por cómo anima nuestra gente es un privilegio y en pocos equipos lo he visto.

—¿Ha jugado sin público alguna vez?

—No, a nivel profesional no lo he hecho. Por lo que he visto ahora en Alemania me da lo primero tristeza, porque el fútbol solo tiene sentido con la afición. También es más triste de ver como espectador, no percibir el ambiente, la gente sufriendo y animando. Va a ser muy raro, sin duda, pero hay que tomar todas las medidas porque ante todo está la salud de las personas.

—Víctor se ha quejado del cambio de norma para las cinco sustituciones. ¿Qué le parece?

—Creo que el míster tiene razón, porque la temporada se empezó con tres cambios y habría que acabarla igual. Va a favorecer a los equipos que tengan plantillas más amplias.

—Las mascarillas en los banquillos, la distancia con los rivales antes de jugar, no celebrar los goles... ¿Cómo ve todo eso?

—Todo raro. Con el paso de los partidos se irá integrando, desde luego es un fútbol distinto

—Y si llega el gol del ascenso. ¿No se abrazan tampoco?

—Es que esa es la situación, ¿cómo evitas abrazarte ahí? Es que además es ilógico que en un córner puedas defender a un rival con todo y después no puedas festejar un gol con tu equipo. Intentaremos cumplir con las normas, pero va a ser difícil no abrazar a un compañero y más en un gol que diera el ascenso. Ahí sería prácticamente imposible.

—¿Cree que el parón les ha perjudicado más que a otros equipos por la buena dinámica que llevaban?

—Sí, nos sentimos perjudicados porque íbamos como un tiro. Ganábamos o no perdíamos los partidos porque había una muy buena inercia que cuando la logras es difícil perderla, pero ahora el parón supone empezar de cero. Tenemos además esa incertidumbre de comenzar a competir sin haber jugado un amistoso. Está esa incógnita de cómo volveremos ahora, pero se está entrenando muy bien y hay que pensar solo en las 11 finales que quedan para lograr ese sueño por el que tanto hemos luchado.

—Cuando ganan al Málaga el 8 de marzo, antes del parón, ¿apostaba al ascenso 100% seguro?

—No me gusta apostar. Yo miraba solo al siguiente partido y creo que esa humildad y el no ir de favoritos eran claves para nosotros, ya que solo hablábamos en el campo. No creo que las posibilidades se hayan reducido con el parón, el equipo sigue ilusionado, la meta continúa ahí, nuestra posición es privilegiada y hay que terminar de pelear ese ascenso.

—Tres meses sin jugar y 11 partidos en poco más de un mes. ¿Es una Liga nueva?

— En cierto modo sí porque volvemos todos en las mismas condiciones tras haber estado tanto tiempo parados. Van a ser diferentes los ritmos de partidos y la intensidad y es clave empezar bien, sumar las primeras victorias rápido para coger confianza pronto porque es muy poco tiempo de competición.

—En la primera vuelta usted sufrió hasta tres lesiones musculares en la zona de los isquiotibiales. ¿Le ha venido bien el parón en ese aspecto?

—No le ha venido bien a nadie tanto tiempo en casa. En mi piso no hay espacio apenas para hacer deporte. Nos ha venido a todos mal, porque perdimos el nivel físico que teníamos. Antes del confinamiento llevaba 11 partidos seguidos jugando, me encontraba bastante bien, había tenido solo algún percance a nivel de sobrecargas si jugábamos muy seguido, pero la zona de los isquios resistió bien. Me estoy cuidando mucho a nivel de estiramientos, de preventivo y de trabajo muscular, pero en el césped se nota que no hemos vuelto como estábamos.

—De hecho, en el último entrenamiento trabajó al margen, con fatiga muscular.

—No es nada importante, fue solo por precaución. Ahora nos espera un calendario muy duro y en mi cabeza no pienso en lesionarme, sino en cuidarme. Intento ser muy positivo en el aspecto mental, porque la cabeza también manda mucho en esa faceta. Lo más importante es que todos los que estamos en la plantilla, también los que han subido del filial, nos cuidemos al máximo porque 11 partidos en cinco semanas suponen que no va a haber descanso y que todos vamos a ser necesarios para sumar nuestro granito de arena.

—Su compañero Puado decía hace poco que él tiene más miedo a las lesiones que a los contagios que pueda haber.

—Es que el club que tenga menos lesionados y que mejor gestione esa problemática va a ser el que más beneficiado va a salir. Lesiones siempre ha habido y ahora después de tanto tiempo sin entrenar las habrá más. Es así y debemos afrontarlo como un obstáculo más.

—En lo que va de temporada, ¿cree que La Romareda ya ha visto al mejor Vigaray?

—He dado un buen nivel, cuando un entrenador te da esa confianza y una afición te hace sentirte tan querido es todo más fácil y me he sentido protagonista para estar cerca de mi mejor nivel.

—En lo estrictamente deportivo, ¿lo que ha vivido es lo que esperaba cuando firmó?

—Sí, sinceramente sí. Antes de venir me informé bien, sobre todo del grupo que había y ya tenía claro que venía a un equipo con gente humilde y trabajadora, los que son también mis principios y con los que me identifico. Se ha cumplido todo lo que se me había pasado por la cabeza y ahora deseo que termine como también acababa en mi pensamiento al llegar, que es con el ascenso.

—¿Qué supondría subir a nivel personal?

—Sería un objetivo cumplido al volver a la categoría en la que ya jugué con el Getafe y el Alavés. Yo vi un proyecto aquí muy bueno al fichar, Víctor me convenció y no me lo pensé porque este club es histórico y se merece estar en Primera. Me encantaría jugar en la élite con el Zaragoza por la afición, que es increíble y quiero verla donde se merece estar, donde ha estado casi siempre a lo largo de la historia.

—Firmó hasta el 2023. ¿Se ve echando raíces en Zaragoza?

—Aquí he encajado a la perfección, me siento muy a gusto y por qué no alargar mi carrera profesional muchos años en este equipo. Estoy en un club histórico por títulos, ciudad y afición.

—¿También si no suben y tiene que jugar otro año en Segunda?

—Tengo contrato aquí y ya lo dije cuando vine que a mí me gustaría subir al Zaragoza. Espero que sea este año, pero si no es y no lo logramos me quedaría aquí por amor propio a un compromiso con un equipo que me ha llegado al corazón.