No lograron hacerse con el Zaragoza, pero el grupo empresarial de la familia Lobato Blanco, encabezado por Luis Manuel, está cerca de culminar su entrada en el fútbol español para hacerse con el Castellón. Los Lobato Blanco comenzaron a negociar con los propietarios del club levantino cuando la posibilidad de aterrizar en el Zaragoza quedó descartada, a mediados de julio. Tienen ya un acuerdo con Manolo García, vicepresidente y propietario del 37,5% y negocian hacerse con el porcentaje restante, o bien a través del otro mayoritario, el presidente David Cruz, o con varios pequeños accionistas, como la empresa Meydis. La entidad, en concurso de acreedores, tiene una deuda de 7,8 millones de euros.

El problema para cerrar la operación es el incumplimiento de contrato de los actuales máximos accionistas con los propietarios anteriores. Eso y el entramado complejo de la sociedad son las dificultades, pero fuentes cercanas a la negociación la ven encaminada. El Castellón está en el Grupo VI de Tercera y busca subir a Segunda B tras su crisis.

El grupo de empresarios aragoneses en el que estaban Mariano Casasnovas y Javier Lasheras y que compró el paquete accionarial de Agapito Iglesias el 4 de junio llegó a un acuerdo con la familia Lobato Blanco, propietario del club Deportivo Los Altos de Yahualica. Era un pacto vinculante para adquirir el 80% de las acciones del Zaragoza y hacer frente, en la misma proporción, a los 8,1 millones de euros que debían pagarse antes del 30 de junio para impedir el descenso administrativo a Segunda B, además del abono en 10 años de los 9,8 millones en que se marcó la venta de las acciones de Agapito.

Sin embargo, ese acuerdo quedó pendiente de un pacto con Hacienda para un calendario de pagos para abonar la deuda con el fisco que no pudo cerrarse. Las acciones volvieron a Agapito Iglesias y este se las vendió a la Fundación Zaragoza 2032 a mediados de julio.

LA SOMBRA DE AGAPITO

Los Lobato Blanco, que intentaron primero acceder al mundo de la fórmula 1 y después buscaron un club en Portugal, se lanzaron a por el Zaragoza desde febrero, donde han tenido su residencia entre Madrid y Benicasim. De hecho, según diversas fuentes, fue Agapito Iglesias el que los presentó a los empresarios del grupo de Casasnovas y Lasheras. Esas mismas fuentes hablan de que entre el empresario soriano y el grupo mexicano hay una relación estrecha desde hace tiempo.

Desde el entorno de Agapito se había deslizado en los últimos tiempos el interés por llegar a un club español, el Salamanca y el Castellón, o a algún equipo de Portugal. La idea del expropietario del Zaragoza era situar al frente de los destinos deportivos en esos clubs a su hijo, Víctor, que finalizó sus estudios de director deportivo.