Todas las quinielas lo dejaban ayer fuera del equipo, al menos todas las que seguían la lógica de las pruebas que había realizado el entrenador a lo largo de la semana. Se diría también que lo que dictaba el sentido común. No fue así. Popovic fue osado, algunos lo llamarían imprudente, y se atrevió a dejar a Galarreta solo en el mediocentro, escoltado de alguna manera por Eldin y Pedro. Esa circunstancia solo le dejaba una salida si quería alinear a Willian José: alejarlo de su sitio. Alejarlo aún más.

Popovic lo recostó en la banda, un lugar desabrido para el brasileño. Ahí sufrió. Sufrió mucho. Tanto que en el descanso ya estaba en la ducha. Hay que poner en su haber que no se escondió, y que quiso ayudar. Pero no le bastó su esmero como para rendir de volante con decoro. Lo delataron un par de jugadas en las que se le vio mirando cuando tenía que estar presionando.

Mal le pinta el asunto a Willian. Si Borja es intocable y Eldin, dicen, es el ojito derecho del entrenador y sale a gol por partido, la resultante directa es que, en el regreso a la cordura sistemática, no haya sitio para el brasileño, que dejó minutos muy interesantes en los últimos partidos con Víctor, cuando le puso sentido a la mediapunta con pases de tiralíneas.

Vista esta realidad, una de las misiones de Popovic sería encontrar un sistema en el que cupiese el brasileño. Quedamucho por hacer, comprobado tras lo visto ayer. Tiempo habrá, para verlo y para los análisis, tan precipitados a veces. Ni el Zaragoza es el de la primera parte contra la Ponferradina ni será el de ayer. Tiene que encontrar su sello y está lejos de gobernar los partidos, con Willian José y sin él.