Cumplió Zapater en Logroño su partido 347 con la camiseta zaragocista, echando el guante a Severino Reija como los novenos en ese ranking histórico. Lo hizo con su quinta titularidad consecutiva, a un nivel excelso, pleno de facultades y derroche, a sus 35 años, cuando muchos ni lo esperaban, cuando llevaba desde noviembre del 2018 sin sumar cinco jornadas seguidas en el once y después de haber pasado una tremenda travesía de 399 días sin jugar por aquellas molestias en la rótula que le dejaron casi en blanco el curso pasado, con solo 8 partidos disputados.

Comenzó el actual con un rol más secundario, pero ahora, el ejeano, capitán, estandarte y alma de este Zaragoza, es primer actor por méritos propios y en esa función, además, está exhibiendo su faceta más llegadora, la que en Logroño le llevó a asistir a Narváez dejando sentado a Olaetxea a base de casta para llegar a la línea de fondo y poner el balón medido al colombiano. No es nueva esa faceta ofensiva, que compagina liderando además la estrategia, compartiendo ese rol lanzador con Bermejo, ya que en Vallecas condujo una contra y su asistencia a Nieto la introdujo Álvaro García o, ante el Mirandés, Víctor Gómez, lanzándose al suelo, o Lizoain, con una parada con la cara, le negaron el gol.

El coronavirus de Francho, la eterna lesión de Ros, la momentánea de Sanabria, la irregularidad entre molestias diversas de James y el tardío punto físico de Adrián le dieron a Zapater la camiseta de titular ante el Oviedo y desde entonces no la ha soltado ante el Tenerife, el Rayo, el Mirandés y el Logroñés, por mucho que Sanabria y Francho ya estén aptos y James haya vuelto a caer de baja. Zapater se ha hecho imprescindible a golpe de esfuerzo y compromiso, como parte del doble pivote con Eguaras en tres partidos, con James ante el Tenerife por la sanción del navarro y con el trivote en el medio junto a Francho y Eguaras en Las Gaunas.

Asumir galones

En esas disposiciones, Zapater ha asumido galones para adelantar la presión en el medio, abarcar campo y llegar a la portería mientras el fuelle le ha dado. Solo contra el Tenerife completó el partido, ya que en los otros 4 duelos fue uno de los relevos tras cumplir una misión repleta de despliegue.

El ejeano, que suma 20 partidos en esta temporada, 18 de ellos de Liga, es inconformista por naturaleza. Sabe cuál es su rol de líder en el vestuario, pero su espíritu y su carácter le hacen buscar siempre aportar jugando los máximos minutos posibles, con esa meta, consumiendo los últimos sorbos de una carrera que ya amagó con el adiós con aquel problema de espalda en Moscú, trabajó sin descanso el curso pasado para superar sus molestias en la rótula derecha. El 11 de mayo del 2019 jugó ante el Extremadura los últimos minutos antes de lograr una salvación que precedió al inicio de un tratamiento conservador que no funcionó y que le llevó al quirófano en Londres a finales de octubre de ese año.

Con una recuperación eterna entre Barcelona y Zaragoza, volvió a jugar ante el Alcorcón el 13 de junio pasado y, desde entonces, había compaginado suplencias y algún paso por el once hasta que ahora se ha hecho fijo para JIM, agarrando una camiseta que ya tuvo fija con Natxo González en la segunda vuelta de la 17-18 o en el comienzo del curso siguiente con Idiakez. 'Zapa' exhibe su mejor nivel desde que regresó en el 2016, lejos de aquel centrocampista deslumbrante físicamente de sus inicios pero más que válido para aportar mucho a este equipo.