Capitán curtido en mil batallas, la peligrosidad del terreno no amedranta a Alberto Zapater, consciente, eso sí, de que la guerra será larga. El ejeano, de hecho, admite que la moral de la tropa anda tocada tras las dos últimas caídas, pero se muestra convencido de que el Zaragoza saldrá de esta. "El vestuario está mal, jodido. Hasta hace dos semanas las sensaciones que tenía y que transmitía el equipo eran buenas, pero estos dos traspiés hacen que esas sensaciones ahora sean totalmente distintas. Ahora estamos otra vez en el lío, aunque ya lo estábamos antes, y debemos ser conscientes de que va a ser así hasta el final, pero solo debemos pensar en ganar al Tenerife y las cosas se verán de otro modo. Cada partido es una final, queda poco y está en nuestras manos sacarlo", asegura.

No hay tanta diferencia entre aquel equipo que pasó por encima del Málaga y el que ha sucumbido en las dos últimas citas sin apenas disparar a puerta. Al menos, eso asegura el ejeano, que rechaza la sensación de haber perdido todo lo que tanto había costado adquirir. "El equipo ha demostrado que se puede confiar en él y que podemos ganar. Confío mucho en él y estoy convencido de que lo vamos a sacar adelante. Al final la gente se cansa de palabras y hay que hablar menos y plasmarlo en el campo. No lo estamos haciendo pero está en nuestras manos cambiar esa sensación de que hemos perdido lo adquirido si es que vosotros (la prensa) tenéis esa sensación. Nosotros, desde luego no, pero si lo veis así será que lo transmitimos".

En ese sentido, Zapater apela a que en La Rosaleda, donde el equipo ganó, el Málaga botó "13 o 15" saques de esquina en la primera parte, "y el otro día solo uno y no nos llegaron", recuerda. "Ser efectivos en las áreas hace que cambie el análisis, pero somos el mismo equipo que hace poco transmitía esas buenas sensaciones y debemos volver a plasmarlo ante el Tenerife. En el fútbol se pasa de estar bien a estar en crisis en solo dos semanas", insiste.