No fue una reunión demasiado diferente a las que suelen mantener entrenador y vestuario de forma habitual, aunque, desde luego, no fue una más. El largo encuentro que ayer mantuvieron el cuerpo técnico y los jugadores del Real Zaragoza fue, en todo caso, especial. Se habló de aspectos técnicos y futbolísticos, pero, sobre todo, de unión y compromiso. Una conjura en toda regla para sacar adelante una situación muy delicada, con el equipo en puestos de descenso a Segunda División B con algo más de un cuarto de competición ya recorrido.

El cónclave, impulsado por Lucas Alcaraz, tenía como objetivo aunar fuerzas en torno a un mismo objetivo. El técnico trasladó a los futbolistas su confianza en ellos, y el firme convencimiento de poder revertir la situación. No fue una charla más del entrenador, no. Fue especial porque el momento es especial. Hubo un llamamiento al carácter y a la valentía. A la personalidad y a la unión como factores esenciales para conseguir dejar atrás una crisis que ha hundido al Zaragoza y al zaragocismo en apenas dos meses. «Tenemos que ser once leones en el campo», indicó al término de la reunión Cristian Álvarez, uno de los capitanes del equipo. Algo así vino a pedirles Alcaraz. Coraje. Fe. Corazón. Leones.

El cuerpo técnico no ocultó su disgusto por el último encuentro disputado ante el Granada. También los futbolistas. De ahí que todos coincidieran en la necesidad de despojarse del agarrotamiento que atenaza al equipo. Pero Alcaraz también dejó claro a los suyos que, pese a la gravedad de la situación, mantiene intactas las fuerzas necesarias para recuperar el rumbo perdido.

Confianza y optimismo. Unión y compromiso. Sobre esta base se asienta una conjura que, ayer, llegó a alterar el ritmo habitual de trabajo. Tanto se prolongó la reunión que retrasó el comienzo del entrenamiento y la comparecencia previa de Cristian Álvarez ante los medios. El meta, en todo caso, volvió a ejercer como uno de los líderes del vestuario. Casi como su guía espiritual. «La gente tiene que ver que somos valientes. Debemos transmitirles carácter», indicó el meta argentino.

Valentía que también deben mostrar los más jóvenes. Porque la plantilla del Real Zaragoza es la que cuenta con una menor media de edad de toda la categoría, lo que ejerce como un posible escollo de consideración de cara a adquirir la fortaleza anímica necesaria para revertir la situación. «Estas situaciones te van convirtiendo en futbolista. Te vas haciendo hombre. Nosotros, los más veteranos, debemos darles el máximo apoyo y transmitirles que van a vivir muchas situaciones como esta».

VALENTÍA Y SOLTURA

A ellos, Cristian también les reclama «valentía y soltura» en el terreno de juego. «Se trata de disfrutar dentro de lo malo porque eso nos va a llevar a conseguir los buenos resultados que necesitamos», asegura. Por encima de técnicas y tácticas. Por encima de esquemas y dibujos. Por encima de rombos y cruces. «A mí me ficharon para intentar que el balón no entre en mi portería. Los sistemas tácticos son cuestión del entrenador y a mí no me corresponde entrar ahí. Los sistemas se mueven y se rompen. Lo que necesitamos es ser once leones. Creo más en eso», insiste.

En todo caso, el argentino sí admite la necesidad de recuperar la seguridad defensiva. El Zaragoza acumula nueve partidos consecutivos -incluida la eliminatoria copera ante el Cádiz- encajando gol. «Es cierto que hace mucho que no tenemos la portería a cero. Quizá sea momento para sentir más cerca al compañero, de estar más conectados y no tan lejos del balón», opina.

Así que el Zaragoza pasa página y comienza una temporada nueva. Y, para ello, será clave desterrar, solicita Cristian, el pesimismo. «No podemos permitirnos recrearnos mucho en lo negativo. Debemos manternos fuertes y positivos, tener fe y, sobre todo, tomar conciencia de la situación. Esa es la clave. Cada uno debe hacer autocrítica y encontrar en su interior la luz y la confianza para afrontar los partidos, salir lo antes posible y, a partir de ahí, empezar a construir. Necesitamos ganar para coger aire».

Todo empieza el lunes en Tarragona, sede de la primera final de la temporada. «Una de tantas que vamos a jugar», advierte el meta argentino.