Paco Jémez tampoco será el nuevo entrenador del Real Zaragoza. El entrenador era el elegido por el club una vez que el principal candidato, Pacheta, desestimó la segunda oferta en apenas unos meses. Paco estaba por la labor y dispuesto a venir, pero la decisión de la entidad de prescindir de Lalo Arantegui habría sido decisiva en una decisión que el propio técnico trasladó a Luis Carlos Cuartero, que fue el encargado de contactar con el canario una vez confirmado el despido de Lalo, con el que había mantenido las primeras conversaciones.

El temperamental entrenador figuraba en una terna inicial en la que también aparecía José María Gutiérrez Guti. Junto a ellos, otras opciones más relacionadas con ofrecimientos más o menos convincentes. En este último apartado se incluye el Mono Burgos, segundo entrenador de Simeone en el Atlético de Madrid durante muchos años y que ahora ha emprendido la carrera en solitario.

Pero Paco era el elegido. El exfutbolista del Zaragoza durante cinco temporadas y media contaba con el visto bueno de la mayoría del club, pero, cuando todo parecía encaminado y el técnico esperaba una última llamada para concretar la oferta, todo se fue al traste. La convulsión en el club, el despido de Lalo y la ausencia de un director deportivo con el que negociar y acordar movimientos, abocó al entrenador a declinar la propuesta.

De nuevo, un técnico rechazaba al Zaragoza, que ya se había despedido de su sueño de incorporar a José Rojo Pacheta. El burgalés, que exigía unos 800.000 euros, también prefiere esperar la llamada de un club de Primera, lo que abocó a la entidad a lanzarse a por Paco, con otras opciones, como la de José Ignacio Martínez (JIM), en la recámara.

Se buscaba un entrenador con carácter y con experiencia en la categoría que, a ser posible, mantenga algún tipo de vínculo con el club. Y Paco cumplía con el perfil. Además, el canario siempre ha dejado claro que le gustaría entrenar a todos los equipos en los que jugó. Y el Zaragoza es uno de los pocos que le faltan. El canario considera que el potencial de la plantilla es mayor que el que ha demostrado aunque condicionaba su llegada a la de entre cinco y seis fichajes en el mercado invernal. Eso, de hecho, era un factor mucho más determinante que unas condiciones económicas que se situaban fuera de la órbita del Zaragoza, al que el técnico pedía alrededor de 600.000 euros. En la cifra, eso sí, estaba incluido un plus que se percibiría en caso de conseguir la permanencia en la categoría.

Pero el excesivo ruido en el club y el despido de Lalo, al que Paco valoraba, habrían dado al traste con otro objetivo, así que el Zaragoza, que ya había decidido que Iván Martínez volvería al filial, se encuentra ahora en una encrucijada. Sin entrenador del primer equipo a dos días del trascendental encuentro ante el Fuenlabrada, Martínez dirigirá el entrenamiento del primer equipo de este viernes, a las 10.30 horas en las instalaciones de la Ciudad Deportiva. Y a estas alturas, ya no parece descabellado que el zaragozano también estreche la mano de Sandoval el domingo en La Romareda.

El despropósito continuo en el que se ha instalado el club aragonés le lleva a afrontar la fase más crítica de su historia aún sin director deportivo y sin ninguno de los tres entrenadores con los que se ha contactado para hacerse con las riendas del equipo. A apenas unas horas de un partido clave y con el Zaragoza roto en mil pedazos, el consejo lo ha dejado todo en manos de Cuartero, centrado en asegurar la llegada de César para, posteriormente, acometer la llegada de un entrenador.