El error de Álex Alegría ante el Mirandés está lejos de ser un hecho aislado. Porque los penaltis son una pena desde que el Real Zaragoza bajó a Segunda por última vez. En las ocho temporadas consecutivas que el equipo aragonés acumula ya en la categoría de plata del fútbol español los lanzamientos desde los once metros se han convertido en un martirio. Solo el 63% de los 63 penaltis señalados a favor de los aragoneses han acabado en gol en este periodo. El resto (23 en total) se perdieron en el meta rival, se marcharon desviados o, como en en el caso de Alegría, se fueron a la madera.

Pero el porcentaje de acierto ha ido a peor con los años. De hecho, se acerca al 50% en lo que a las últimas temporadas se refiere. En concreto, entre la actual campaña y las tres anteriores, en las que, en total, se han decretado 31 penas máximas favorables a un Zaragoza que únicamente ha sido capaz de transformar en gol 16 de ellas. Las quince restantes se fallaron.

El recital de despropósitos comenzó con Borja Iglesias, que erró tres lanzamientos consecutivos en la temporada 2017-18, aunque el goleador gallego se recuperó. No lo hizo el Zaragoza con una suerte en la que solo Javi Ros se ha mostrado acertado a lo largo de los últimos años. El centrocampista navarro había hecho pleno en sus siete últimos disparos, pero falló el más importante: el del partido de vuelta del playoff por el ascenso ante el Elche la pasada temporada.

Otros supuestos especialistas, como Luis Suárez también alternaron errores y aciertos (el colombiano desperdició cuatro penaltis el pasado ejercicio). De hecho, Víctor Fernández fue probando con distintos tiradores sin demasiada fortuna.

En la actual temporada, el Zaragoza se mantiene fiel a la estadística tras haber malogrado dos de los cuatro lanzamientos desde los once metros de que ha dispuesto. Narváez marcó los dos primeros, pero falló ante el Sabadell y Álex Alegría tomó el relevo el lunes. La vida sigue igual.