El esperanzador estreno liguero ante el Tenerife, con una victoria más clara en las formas que en el fondo, pero que en todo caso dejó un Real Zaragoza más solvente y con más pegada que la temporada pasada, tiene mañana una segunda estación en El Toralín (18.00 horas), en las cavernas de la Segunda más profunda y por lo tanto más impropia de la historia zaragocista. La Ponferradina, el equipo del Bierzo, regresa a la categoría de plata y se estrena ante su gente después de un meritorio ascenso y de comenzar con una derrota en el Carranza. Ese enemigo, intenso y consistente, espera al Zaragoza de Víctor, que quiere tomar vuelo cuanto antes en esta Liga y eso solo se logra con triunfos.

Al conjunto zaragocista, que no ha ganado nunca en ese feudo, le espera un partido intenso, con probabilidades de lluvia, de brega y de ponerse el mono de trabajo. La Ponferradina no pierde en casa desde el 20 de enero, ante el Salamanca, y no encaja un gol desde el 17 de febrero, contra el Coruxo. Los últimos nueve visitantes a El Toralín en Liga y los tres que lo hicieron en el playoff de ascenso a Segunda se fueron sin anotar una diana en el campo berciano. Eso sí, ahora es otra categoría, un salto de envergadura, y el Zaragoza, como ya demostró en el estreno liguero, tiene pegada y argumentos ofensivos para romper esa estadística.

Ante el Tenerife el equipo de Víctor tuvo menos el balón que su rival, pero mañana le espera, en principio, un partido distinto. La Ponferradina no tiene la capacidad para la asociación del cuadro isleño y buscará ganar el duelo desde la presión y la intensidad en cada acción. Así, el conjunto zaragocista tendrá que igualar al menos ese trabajo para intentar lograr los tres puntos. Si lo hace, la lógica dice que la mayor calidad blanquilla se acabará por imponer.

Ante el Tenerife, Luis Suárez ya dejó claro que, entre los focos que alumbran a Kagawa y a Dwamena, se puede colar para ser un jugador decisivo en ataque, por su hambre de gol y por su potencia y velocidad. Del mediapunta japonés se espera un mejor tono físico, porque ya evidenció su calidad, y con Dwamena la intuición es que los partidos a domicilio, donde tenga espacio para mostrar su potencia, le van a venir muy bien. Víctor recupera a James tras su mensaje contundente de que el nigeriano se queda y es obvio que será titular, porque el propio técnico se ha encargado de proclamar su importancia en la medular. Su regreso puede tener en Soro al damnificado, pese a su buena actuación en el debut, pero en todo caso ahí está la única duda del once.

El Zaragoza llega con las bajas de Zapater, Guitián y la de última hora de Delmás, mientras que Víctor ratificó el rol secundario que tienen Bikoro y Linares, a los que no le importaría ver fuera del equipo para que hubiera más margen salarial con el que rematar la plantilla con los dos refuerzos que desea. Ambos, en todo caso, apuntan a quedarse. De todas formas, con el mercado aún abierto hasta el 2 de septiembre el protagonismo semanal lo tienen los fichajes y las salidas, en este caso la de Verdasca al Beitar, pero ahora rueda el balón. Mañana es tiempo de jugar y de ganar, de sumar dos victorias seguidas en un inicio liguero, lo que el Zaragoza no logra desde el curso 98-99. Es decir, 21 temporadas sin conseguirlo, tiempo suficiente para romper esa racha con un triunfo en el Bierzo.

La Ponferradina tiene un bloque en el que siguen 13 jugadores del ascenso y el entrenador, Jon Pérez Bolo. Entre ellos está el incombustible Yuri, en su undécima temporada en Ponferrada, un delantero con gol y velocidad y un incordio para los defensas. Será la principal amenaza del rival, que arrancó perdiendo en Cádiz, donde dio la cara con 10. No está por lesión el exzaragocista Buenacasa, ni ha citado Bolo al fichaje comercial del chino Gao y recupera a un jugador clave en la medular como Larrea.