La Sociedad Deportiva Huesca sigue de dulce, sin despertar del sueño. Que nadie lo haga, que no hace falta. Podía pesarles a los oscenses contar con un entrenador novato, los nervios del debut en la élite o el jugar fuera de casa. Pues nada de eso se vio en Ipurua. 4 minutos y 44 segundos tardó Álex Gallar en estrenar el casillero del Huesca en Primera División con una jugada individual excelsa. Después, a pesar de la nueva categoría, el cuadro oscense recordó al que el curso pasado ascendió casi con la gorra. Tres puntos para empezar.

Otra vez Gallar, con una falta botada desde el banquillo de Leo Franco que no tocó nadie y que se fue a la escuadra de la portería armera, logró allanar el camino de la victoria y redondeó así una actuación exquisita en la primera mitad. Los jugones se pusieron a hacer diabluras y los altoaragoneses pudieron golear y meterle un saco a un Eibar tibio, sin ideas y con una defensa que hizo aguas durante todo el partido. Acabó sufriendo el Huesca, y más tras el gol de Escalante, pero supo aguantar con entereza para sumar los primeros tres puntos en Primera de su historia. Tres menos para el objetivo. Dulce bienvenida patrocinada por Gallar.

Inicio fulgurante

Saltó el Eibar con ganas, pero enseguida se le notaron las ausencias con respecto al curso pasado. Rubén Peña lo intentó, pero no es Capa. La tranquilidad y critero de Dani García faltaron, así como la chispa de Inui. Le duró cuatro minutos.

Longo aprovechó su envergadura y fortaleza física para bajar un balón largo en tres cuartos de campo, abrió a Gallar y el catalán trazó una línea directa hacia la portería sorteando el pasillo que le hicieron Cote y Jordán y la flaqueza de un Arbilla que solo miró cómo el extremo ponía el cuero en la red previo paso entre las piernas de Dmitrovic.

El gol tranquilizó al Huesca y se puso a crear, mientras en el Eibar, tanto en el césped como en el grada, crecía el nerviosismo. El plan de los armeros (por decir que había uno) se desangraba por todos los lados y lo aprovechó el Huesca a la perfección. Gallar caía al medio, Cucho se dejaba ver por la derecha y Melero se descolgaba. El Eibar tapaba grietas con chicles.

Longo volvió a ponerse de muro entre la defensa y el esférico y sirvió un pase filtrado entre los centrales del Eibar, un desastre todo el partido, para dejar solo al Cucho, que marró el mano a mano ante Dmitrovic. Primeros pitos en Ipurua.

Quisieron tener los vascos un atisbo de reacción con un cabezazo de Diop y una embarrada jugada que acabó atajando bien abajo Werner ante Sergi Enrich. El dominio era eibarrés, pero sin profundidad ante un Huesca muy bien plantado y con las ideas muy claras. Juego directo, sin complicaciones y con el balón entre los mediapuntas, a idear.

A cinco del descanso Gallar redondeó su excepcional partido con una falta muy lejana y lateral botada desdela banda que no tocó en nadie y que sorprendió al meta Dmitrovic. 0-2 y descanso soñado.

En la segunda parte volvieron a juntarse los pequeños y la defensa armera no supo cómo contrarrestarles. Cucho, Gallar y Moi trenzaron una jugada que el último no pudo redondear en otro mano a mano. Acto seguido, el colegiado anuló correctamente un tanto del Cucho por falta. No mataba el partido el Huesca y eso, en Primera, se vuelve en contra.

Reacción armera

No por fútbol y sí por orgullo comenzó a acercarse el Eibar al marco de Werner. Poco a poco fue encerrando a los oscenses, cansados también por el esfuerzo físico. Orellana en un centro lateral, marca de la casa del Eibar y principal argumento de los locales, tiró de volea rozando el marco altoaragonés. Cinco minutos después, una falta calcada a la del gol de Gallar la desvió Cote un pelo de la portería de Werner.

El Eibar cargó el juego por la derecha con Jordán y Rubén Peña. Introdujo Mendilibar a Escalante y retiró a Bebé en un cambio que, aunque parecía defensivo, le dio al fin el control del juego. Redujo distancias el propio Escalante llegando desde atrás y sorprendiendo a la zaga tras un centro raso (otro más) de Rubén Peña, que aprovechó la compasión de la defensa al despejar y de Luisinho al tapar.

Otra vez pudo matar el Huesca el partido con su tercer mano a mano. Cucho Hernández volvió a marcharse con suma facilidad de Arbilla y tiró fuera, por centímetros, otra ocasión clarísima. Lo intentó el Eibar más por casta, fuerza y corazón que por buen fútbol. Siguieron cargando a la defensa con centros laterales y pelotazos que no inquietaron a Pulido y Etxeita.

No hubo trabajo para Werner y la Sociedad Deportiva Huesca tuvo su debut soñado, con victoria, tres puntos de oro y celebración junto a los 500 seguidores azulgranas que se desplazaron a Ipurua. Bienvenidos a Primera División.