Cuesta recordar una celebración de un tanto del Huesca esta temporada. En ocho partidos que se han disputado, el cuadro azulgrana ha endosado el balón en la red rival en siete ocasiones. Seis de ellas fueron en las jornadas iniciales, antes de que la realidad abofetease con dureza al equipo. Han pasado dos semanas desde que la afición festejó el último. Aquel penalti de Melero ante el Girona que ya forma parte de la historia del club oscense como el primer tanto que la escuadra azulgrana transformó en el renovado Alcoraz en Primera.

Son datos que asombra dado el potencial goleador que el equipo mostró en las tres primeras jornadas de campeonato. Los jugadores que comandaba Leo Franco sorprendieron con su victoria en Eibar y una actuación estelar de Álex Gallar. Incluso se habló que ese tanto estaría clasificado junto a los mejores goles del año. También entraría de la mano en este selecto club aquel zurdazo de Chimy Ávila ante el Athletic para poner el 2-2 definitivo en el marcador y sacar un valioso punto de San Mamés.

La visita a Barcelona fue el principio del fin en cuanto a resultados. Aunque Cucho y Gallar consiguieron penetrar en la endeble defensa catalana de este año para maquillar el severo castigo recibido por los culés. Desde ese momento, hubo que esperar hasta la séptima jornada para que el Huesca viese puerta por última vez. Y aquí estamos ahora.

En apenas tres meses de campeonato, la escuadra azulgrana ha pasado de promediar dos goles cada encuentro a un paupérrimo 0,2 por partido actualmente. Una cifra muy triste para un equipo que lucha por seguir una temporada más en la mejor Liga del mundo.

Además, la falta de gol ha sido especialmente problemática en los duelos contra los rivales que son, teóricamente, de su Liga. La mala puntería de los azulgranas sentenció sus intereses. Sí, hubo oportunidades claras de gol, aunque el objetivo de la permanencia no se consigue si el balón no penetra en las redes del conjunto rival.

Esta semana ha arrancado una nueva era liderada por Francisco. Un técnico que se caracteriza por la cercanía con sus pupilos. En estos primeros días al frente del equipo ya ha dado muestras del Huesca que quiere ver sobre el verde. Un conjunto que luche, que tenga una identidad definida, y que sea alegre. Para ello, la primera tarea será reencontrarse con el gol.