Muy orgulloso se debieron marchar el Huesca y los más de 2.000 aficionados azulgranas del Santiago Bernabéu. Pero a efectos clasificatorios de poco sirve el honor más allá de un refuerzo moral. Cayó con la cabeza alta en un ilustre escenario, ante un gigante mundial como el Real Madrid, al final, tras remar sin cesar, tras pelear sin reblar y mereciendo algo más que un botín vacío de puntos.

La película es bien conocida. Nada nueva. El conjunto de Zidane jugó mal, estuvo demasiado plomizo y poco contundente en defensa. Pareció como si el partido no fuera con él y como si lo fuera a ganar por la inercia de recibir al colista, pero rezuma calidad en cada uno de los rincones del césped. Esta vez el protagonista fue Karim Benzema el que, con una actuación soberbia, desarboló a un buen Huesca con una jugada sublime, una asistencia magistral y un último tanto para quitarse el sombrero.

El Huesca jugó sin complejos, fiel a su estilo y teniendo muy clara la manera de incordiar al Real Madrid, mientras que el ambiente en el conjunto blanco fue superioridad. Y casi le cuesta un susto. Zidane dejó en la grada a hombres como Modric, Kroos o Varane y alineó a su hijo Luca en la portería.

Dispuso Francisco, aunque estuvo en la grada por sanción, a Chimy y Cucho arriba para correr, sorprender y aprovechar los espacios en detrimento de Enric Gallego. Y a los tres minutos se repitió la historia del Camp Nou. Chimy bregó hasta la extenuación un balón dividido con Nacho hasta que se lo llevó y en el punto de penalti apareció Cucho Hernández para definir cruzado y con clase ante Luca Zidane.

Poco inmutó a los altoaragoneses el tanto. Aguantaron con orden y con las líneas muy definidas los tímidos y espesos ataques del Madrid y trataron de correr aprovechando los numerosos errores en las entregas de los blancos tras apretar en la zona de creación y el enorme desorden táctico. Una muy buena puesta en escena del Huesca.

SIN COMPLEJOS

Pero pronto empezó a emerger Benzema. El francés avisó dos veces con sendos tiros livianos y, en el ecuador de la primera mitad, rompió la muralla. Recibió un melón de Nacho, lo bajó con el pecho ante Mantovani y se zafó del central. El ariete encaró, hizo una pared con Brahim y su tiro lo paró Santamaría, aunque el rechace lo puso Brahim de nuevo e Isco solo la tuvo que empujar.

Y el Huesca volvió a no inmutarse lo más mínimo, a lo suyo. Musto pudo marcar, pero no llegó a peinar una defectuosa volea de Cucho y, a un minuto del intermedio, Chimy tuvo el desempate con un zurdazo que se le fue ligeramente alto.

Tras el paso por los vestuarios el Madrid siguió en sus trece, como sabiendo que iba a ganar simplemente por ser, a priori, superior. Pero continuaba delante un Huesca atrevido y sin ningún complejo, convencido a todas luces de vencer en el Bernabéu ya que el triunfo era (y sigue siendo) el único camino para seguir disfrutando en la élite. La producción defensiva de Cucho y Chimy bajó por el cansancio y se resintió en los metros finales. Los altoaragoneses, a pesar de ello, se mantuvieron sólidos ante un Madrid que seguía demasiado pesado y aburrido.

Así hasta la hora de partido. Bale, muy desaparecido en todo el duelo, se sacó de la chistera un centro medido con el exterior que Benzema regaló con la cabeza a Ceballos ante la pasividad de los centrales azulgranas. Casi sin hacer nada remontó el conjunto de Zidane.

Entonces entendió el Huesca que debía soltarse, que podía apretar al Madrid y meterle el miedo en el cuerpo. Herrera lanzó arriba un buen acercamiento y se salvó de la sentencia con un grosero error de Bale en el área pequeña.

Esperó su oportunidad el cuadro azulgrana hasta que aprovechó otra de sus grandes bazas: el balón parado. El ejecutor, el de casi siempre. Etxeita voló por encima de toda la pasiva zaga blanca para desatar el delirio y la esperanza con un cabezazo certero. Sí, se podía.

Por momentos pareció que los oscenses podían ganar. Eran mejores y estaban guiados por el ímpetu y las ganas de vencer, pero eran las mismas que tenía Benzema. El francés destrozó el corazón de los azulgranas con otra obra de arte. Cazó un balón en el borde del área y lanzó una rosca a la escuadra inapelable. Un gol de genio. Un tanto que se cargó la ilusión de un Huesca que, sin duda, mereció algo más. Nueve finales, no le queda otra que seguir mirando hacia delante con orgullo.

Real Madrid, 3: Luca Zidane, Odriozola, Nacho Fernández, Sergio Ramos, Marcelo, Marcos Llorente (Mariano, m.77), Dani Ceballos, Isco (Valverde, m.74), Bale, Brahim (Lucas Vázquez, m.63) y Benzema.

Huesca, 2: Santamaría, Herrera, Mantovani, Etxeita, Pulido, Javi Galán, Musto, Christian Rivera (Juanpi, m.77), Moi Gómez, Chimy Ávila (Enric Gallego, m.63) y Cucho Hernández (Álex Gallar, m.81).

Goles: 0-1, m.3: Cucho Hernández. 1-1, m.25: Isco. 2-1, m.62: Dani Ceballos. 2-2, m.74: Etxeita. 3-2, m.89: Benzema.

Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Mostró la cartulina amarilla a Nacho Fernández por parte del Real Madrid y a Pulido y Musto por parte del Huesca.

Incidencias: Partido correspondiente a la 29ª jornada de Primera División disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 49.269 espectadores.