Si el fútbol es un disfrute universal es porque es indescifrable. Escapa a cualquier lógica. Llegamos reclamándole al Huesca que afine su puntería, que produzca goles de su dominio, un acierto escasísimo que no le vale aún para conseguir su primera victoria. Y resulta que cuando todo pintaba a negro negrísimo, cuando el 0-2 presagiaba una noche de insomnio, hizo en tres minutos lo mismo que había fabricado en los 500 anteriores. En un chispazo de pólvora, en un visto y no visto, empalmó dos goles casi sin toques, dándole la vuelta a su genética, para lograr un empate agridulce, porque pudo ser más y porque también pudo ser menos.

Se le resiste a este Huesca la victoria. Vuelve a ser monologista del balón más que creativo de ocasiones. Acometió su faena con el pase como herramienta y el centro como sistema. Ese guión era conocido por un Valladolid que esperó sus ocasiones y en dos acciones a balón parado puso el miedo en el cuerpo en un Alcoraz vacío donde la retransmisión del fútbol la hacen los propios deportistas y sus entrenadores, como en un campo de Preferente.

Míchel cambió cosas de inicio. Internó a Luisinho por Galán en la izquierda, restando profundidad por la banda, compensada por Pablo Maffeo en el otro costado. Mir quedó solo en ataque y Seoane recuperó la plaza de lugarteniente de Mosquera. El modelo era similar, aunque carente de verticalidad, de velocidad de piernas y no tanto en el transporte de la pelota. Muy previsible ante un rival que se encerraba con un Roberto parando lo que le llegaba e incidía en la presión cuando el medio gallego recibía.

Como hemos repetido muchas veces en este tramo de Liga, el fútbol es una cuestión de efectividad. Quedó más que demostrado en los primeros cincuenta minutos. Porque el Huesca dominaba sin picar. Muchos toques insulsos al pie y no al espacio, demasiados en la fase primeriza. Faltaba internadas, desborde. Con Borja sin cobertura y Ontiveros sin probar la gambeta, Ferreiro volvía a convertirse en el canal de juego. Mucho amago para sacar uno tras otro centros que en dos ocasiones encontraron la testa de Mir. Una la orientó a las manoplas de Roberto y la otra fueron las manoplas las que desorientaron la pelota.

El Huesca elaboraba. 226 pases perfeccionó en este primer ensayo. El Valladolid rezaba por cazar una a balón parado. Y lo consiguió. Bruno le ganó el combate aéreo a Pulido tras centro de Óscar Plano en un córner sacado en corto. Andrés la tocó sin fortuna.

A LA PRIMERA / La hecatombe, la derrota, se presagió en un primer empujón. Este físico. El mal medido de Seoane a Toni Villa dentro del área. El penalti poco después del descanso lo transformó Waldo en un 0 -2 que rellenaba de incertidumbre el futuro. Se masticaba otro encuentro de dominio en la posesión y de zozobra en el resultado. Una repetición mala. Ese pensamiento pesimista se diluyó enseguida. En una jugada. En los cuatro toques que mediaron entre el reinicio del encuentro al remate certero de Mir. Un visto y no visto. Primer gol de un delantero del Huesca en esta temporada, Un fogonazo de esperanza que encendió la remontada.

Míchel ya había planeado un triple cambio al sentir la necesidad de remontada. En medias, Maffeo, en una larga trenza de pases había tenido un zurdazo en el área repelido por Roberto, el mejor del Valladolid. El gol de Mir deshizo los planes. Solo sustituiría a Ontiveros por Sandro. Y éste, nada más salir, y después de tres temporadas en las que sólo había marcado tres goles, metió para dentro su primer toque de balón con la camiseta del Huesca. En tres minutos se arreglaba el mal que se auguraba. Ahora sólo faltaba rematar la faena. No pudo ser.

Se abrió entonces el partido, sin que nadie lo matara. Tuvo su cabezazo de siempre Siovas y, la más clara, Mir, en otro tiro que paró fenomenal Roberto en el 90. Poco después tendría la suya el Valladolid en una acción de Marcos André para el Valladolid. Ya no daba tiempo para más o para menos. Porque este Huesca sigue produciendo mucho juego pero pocos puntos, demasiado para tan poco. Aunque ya tiene delanteros que marcan. Pero sin ganar.

Ficha técnica:

Huesca: Andrés Fernández, Maffeo, Luisinho (Javi Galán, min. 76), Pulido, Siovas, Mosquera, Seoane, Ferreiro, Ontiveros (Sandro, min. 55), Borja García (Sergio Gómez, min. 74) y Rafa Mir.

Real Valladolid: Roberto, Pérez, Nacho, Bruno, El Yamiq, Fede (Joaquín, min. 62), Alcaraz (Kike, min. 62), Óscar Plano, Toni Villa (Weissman, min. 74), Waldo (Carnero, min. 79) y Sergi Guardiola (Marcos André, min. 74).

Goles: 0-1, min.34, Bruno. 0-2, min. 50, Waldo, de penalti. 1-2, min. 52, Rafa Mir.. 2-2, min. 56, Sandro.

Árbitro: Figueroa Vázquez, andaluz). Tarjetas amarilla al local Maffeo y al visitante Bruno