La victoria ante el Eibar (2-0) fue el suspiro que necesitaba el Huesca para aferrarse otra semana más a la Primera División. Después de firmar el decreto casi definitivo en Vallecas (0-0), los pupilos de Francisco volvieron a demostrar que van a seguir con lo suyo hasta el final. La raza es la principal virtud del Huesca en su tortuoso camino por la élite del fútbol español. Si hay algo que no se le puede achacar al conjunto de Francisco es su espíritu combativo hasta el último instante, hasta que las matemáticas digan lo contrario y certifiquen, si llega el día, lo no deseado, el descenso a Segunda. Las ciencias numéricas aprietan al conjunto oscense hacia la categoría de plata, pero Chimy y compañía siguen obstinados en continuar escondiéndose de ella. Lo negativo es que el Huesca comparte esta ruta con Levante, Rayo, Celta, Girona y Valladolid por lo que cada jornada que pasa es más dependiente de sus resultados para sobrevivir en Primera.

El artífice de la resistencia del Huesca está siendo Chimy Ávila. El argentino es un comodín para Francisco gracias a su lucha ofensiva, su capacidad para no arrugarse ante nadie y su idilio con los golazos. Aunque sus habilidades técnicas no sean las más virtuosas, el argentino se volvió a vestir de héroe con la cruz de San Jorge en el pecho. «Sabemos que necesitamos victorias y tenemos que seguir con esta racha. Tenemos muy claro todo lo que nos estamos jugando y sabemos hasta dónde vamos a llegar. Lo que más valoro es el sacrificio de todos los compañeros ya que tenemos muy claro el nunca rendirse, nunca reblar». El argentino certificó la victoria con un voleón desde la frontal imparable para Dmitrovic y continúa mandando candidaturas para el Premio Puskas. «Pensé en ponerla en la escuadra pero mi intención solamente era terminar la jugada y salió tal y como habíamos entrenado. Sin mis compañeros no podría marcar porque ellos me ponen las cosas más fáciles», declaró.

El conjunto altoaragonés consiguió derribar a base de insistencia el muro de la victoria tras empatar cuatro partidos consecutivos. «El equipo estaba trabajando bien y es importante haber conseguido tener el acierto tras varios empates. Hay que seguir con la portería a cero y seguir este camino», declaró Enric Gallego. El ariete fue el encargado de abrir el marcador con un gol de bella factura al batir por debajo de las piernas al meta serbio con un remate de tacón. «Es una jugada muy rápida en la que solamente toco el balón como puedo y tuve la suerte de que entró. A partir de entonces solo pensamos en que la victoria no se podía escapar y que había que seguir peleando para conseguirlo».

El catalán se rehizo de esta manera de la ocasión errada en el último instante ante el Celta de Vigo hace dos jornadas que hubiese supuesto otra victoria para los de Francisco. «A veces no hemos tenido la suerte que merecíamos. Ha salido todo perfecto y por eso nos vamos contentos». Desde que Gallego llegó al Huesca se convirtió en una de las piezas clave del esquema de Francisco. El ariete catalán fija a los centrales, asiste a sus compañeros y además acumula cinco goles con la elástica del Huesca, 20 en total contando los tantos anotados con el Extremadura en Segunda División.

La siguiente batalla oscense se prepara este domingo en Villarreal (18.30). Para este reto ante un rival que hace poco coqueteaba con los puestos de descenso, el club flotará autobuses gratuitos hasta la localidad castellonense que saldrán desde el Palacio de los Deportes de Huesca a las 8.00 y a las 10.00 del propio domingo. Los abonados oscenses disponen desde ayer de entradas para el choque a 15 euros.