Estaba previsto que el Huesca disputase la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre, mientras los disfraces propios de Halloween decoraban las calles del país. En aquel momento, nadie podía presagiar la historia de terror que estaría por llegar en San Mamés. El destino quiso que el ya famoso truco o trato le jugase una mala pasada, otra más, al cuadro de Francisco.

La Copa es capaz de obrar milagros. Ser el tónico revitalizante de un equipo hundido que quiere sanar sus heridas. Ambos conjuntos llegaron con graves lesiones a esta cita, y el Athletic fue el único que probó de ese elixir. En apenas diez minutos, los leones dieron el primer zarpazo. Beñat puso con sutileza un bonito centro directo a la cabeza de Aduriz para que el veterano ariete hiciera lo que mejor sabe hacer.

Un error defensivo de Brezancic, el primer fascículo de una amplia serie, supuso el primer gol para el Athletic. En ese momento, el Huesca, por medio del Chimy, buscó el empate con un disparo cruzado que impactó en el palo derecho de Unai Simón. Cuando más oscuridad presentaba el juego local, llegó un nueva entrega de la serie Rajko Brezancic. Capítulo dos, toma única: acción. Williams se escapa del lateral serbio y pone un centro que despeja Werner, con la mala suerte que el esférico choca en Insua y se cuela en la portería azulgrana.

El extremo vasco fue una auténtica pesadilla por la banda derecha. Semedo, con su poderío físico, se enfrentó a él en una de sus carreras por la banda para echar una mano al sobrepasado lateral. El central frenó al dorsal 9 del Athletic, aunque un mal apoyo del pie sobre el verde le afectó al tobillo, y le obligó abandonar el campo por Jorge Pulido.

Todavía quedaba tiempo para rodar la tercera parte y cerrar la trilogía de terror. Esta vez, el guión del filme se asemejó mucho al del primer tanto. Mismos protagonistas, mismo final. Brezancic, ocupado por evitar que Williams se escapase, no se percató de la subida por su banda de Óscar De Marcos. El lateral vasco puso un bonito centro que, de nuevo, Aduriz endosó en el fondo de las mallas. 3-0 en apenas media hora. El partido no era de dominio de vasco, aunque supieron sacar provecho de las ocasiones para adelantarse.

Ya en la reanudación, Francisco lo tuvo claro. Brezancic al banquillo por Miramón, que ocupó el lateral derecho y Akapo regresó al izquierdo. La jugada salió bien. El Huesca gozó de sus mejores oportunidades con dos disparos, uno de Chimy y otro de Gürler, que despejó de forma contundente Unai Simón. El Huesca consiguió paliar la sangría que provocó Williams por la banda, aunque en una película de miedo siempre hay tiempo para un último susto. Beñat fue el encargado de materializar una preciosa falta que entró rozando la base del palo de Werner sin que el argentino pudiera alcanzarlo. El cuarto tanto zanjó los intereses del cuadro bilbaíno y la contienda daba sus últimos coletazos hasta que el director, González González, exclamó: ¡corten! Los errores defensivos lastran a un equipo incapaz de levantar cabeza.