Con el final de la andadura del Huesca en Primera División llega el momento para que varias de las figuras que hicieron posible el sueño oscense abandonen la entidad. Una semana complicada en lo emocional para los aficionados azulgranas que han visto cómo se despedían entre lágrimas Francisco y el capitán, Juanjo Camacho. Antes de ellos y tras certificar el descenso a Segunda frente al Valencia, lo hizo Chimy Ávila. «Fue una decisión personal en la que trato de mostrarle la verdad a la gente. No quería ilusionar a los aficionados con que me iba a quedar aquí porque no iba a ser así», reconoció el ‘19’ azulgrana sobre su decisión.

El delantero fue uno de los protagonistas de la imagen final tras la derrota ante el Valencia cuando se quedó sobre el césped viendo la reacción del público de El Alcoraz visiblemente afectado. «Las lágrimas eran puras y sinceras porque nos costó mucho sacrificio estar en Primera y traté de dejar el club en esta categoría pero no lo pudimos lograr. Es un deuda que tengo hacia mí mismo y hacia la gente de Huesca pero tendremos la revancha y ojalá el club vuelva a estar pronto en la élite», admitió el Chimy Ávila acerca de su reacción llena de rabia por no poder mantener al club en la máxima categoría.

El argentino, que no pudo estar ante el Betis por acumulación de amarillas, jugará sus últimos minutos con la elástica azulgrana este sábado ante el Leganés. «Va a ser una despedida muy dura y voy a intentar esconder las lágrimas en los hombros del capitán. Estoy dejando una segunda casa, mis hijas me preguntan todos los días por qué nos tenemos que marchar y eso duele», declaró el propio delantero acerca de su último partido aunque admitió que será mucho más especial para Camacho. «Lo más importante es su despedida ya que le llegó el momento que todo jugador quiere evitar». Su sentimiento de unión con la entidad hace que este adiós de Chimy se pueda convertir en un hasta pronto. «Siento un sentimiento puro hacia el Huesca por todo lo que me ha dado desde que llegué. Ojalá el destino me depare volver de vuelta acá», admitió.

Sus diez goles le han servido para ser el máximo goleador del equipo y en gran parte mantuvieron las esperanzas por la permanencia hasta que faltaban tres jornadas para la conclusión del campeonato. «Un delantero vive de goles y eso es lo que le hace grande. Aunque más grande le hace el equipo cuando todos sus compañeros le ponen las cosas fáciles para poder anotar», alabó el rosarino a sus compañeros. Aunque sus goles de bella factura le han servido como escaparate para futuribles equipos, Chimy consideró que su gol ante el Sevilla en el último instante fue el que más valor tuvo. «Ese tanto nos hizo seguir soñando. Es difícil elegir porque la mayoría son muy lindos pero ese fue el que la gente vivió con más ilusión».

A pesar de haber confirmado su marcha, el ariete no tiene claro todavía lo que le deparará su futuro la próxima temporada. «Pertenezco a San Lorenzo pero mi intención es la de intentar formar un futuro en España porque aquí soy feliz y también tengo que pensar en el futuro de mis hijas», concluyó Chimy.