Miran la clasificación los seguidores del Huesca y tienen motivos para estar satisfechos. Sin alardes, pero sí que contentos. Es cuarto, con los mismos puntos que el ascenso directo a expensas de lo que haga este miércoles el Real Zaragoza en Fuenlabrada. Visto así, todo bien. Sin embargo, este Huesca, hasta el momento, tiene dos caras: la que domina el balón y genera mucho peligro y la que domina el balón con docilidad y sin inquietar demasiado. Con la primera, gana casi seguro. Con la segunda ya...

Ante el Racing de Santander volvió la versión más liviana después de un gran partido ante el Málaga. Hubo producción ofensiva, pero no ocasiones clamorosas más allá de un par de tiros lejanos de Juan Carlos Real y Luisinho, una rosca envenenada de Ferreiro y un error defensivo que casi aprovecha el propio Juan Carlos. Y el gol, claro. El propio Míchel reconoció que su equipo había estado más lento y pesado que en otras ocasiones y se tradujo en dificultades para vencer. Tanto que no se logró.

El Huesca tiene fútbol y potencial para más. El entrenador madrileño tiene definida su columna vertebral, pero necesita más cocción y madurez para parecerse al Huesca de Rubi, que parecía casi invencible. Ha sumado 19 puntos, que es una cifra notable, pero necesita mejorar.

Arma de doble filo

Los máximos goleadores oscenses suman dos goles (Juan Carlos, Pulido y Dani Raba), mientras que Okazaki, la referencia en estos momentos, lleva uno. Falta gol, aunque mientras tanto la defensa sostiene al equipo. Como máximo, al Huesca le han metido un gol, pero cuando ha encajado se ha dejado por el camino 14 puntos. Ante el Racing fue la primera vez que, después de ir por debajo en el marcador, logró rascar algo. Cada tanto recibido es una montaña.

Las victorias más holgadas y convincentes fueron ante los actuales penúltimo (2-0 contra el Málaga) y colista (3-1 frente al Deportivo). Ahí sí que fue un Huesca profundo, vertical y directo a la meta contraria. En Las Palmas venció en un duelo sin apenas oportunidades de gol, en Almería fue claramente superado, hubo mucha igualdad ante el Sporting y el Numancia y fue incapaz de sobreponerse al tortazo inicial del Albacete. En Extremadura, choque en el que más le tiraron, logró vencer; mientras que por no sentenciar al Girona acabó pidiendo la hora. En Cádiz tuvo dos muy buenas, las falló y cayó.

Esa igualdad en los partidos es un arma de doble filo. Tiene el Huesca muchos argumentos ofensivos y una defensa candidata a ser la menos goleada de Segunda, pero vive en el alambre. Se puede torcer en un abrir y cerrar de ojos. Le falta dar el paso de ser más regular, ser más agresivo a la hora de mirar la portería contraria. Así, volverá ese Huesca tan difícil de batir. Si no, sufrirá en varios partidos.