-¿Ya le han propuesto hacer la película de su vida?

-La verdad es que tengo una vida peculiar. Lo normal es que un jugador triunfe desde chico y la mía no es así.

-Primera secuencia. Nace en San Miguel pero llega pronto a Mar del Plata. Lo ‘descubre’ un carnicero que lo manda a la cantera de Banfield. De ahí a Atlético Kimberley y a Cadetes. Estaba cerca de dejarlo cuando aparece su Ángel de la Guarda. Gardel.

-Juan Esnáider. Era directivo de Cadetes y me propone hacer una prueba en el Atlético. Me faltaban dos asignaturas para terminar la carrera de Técnico en Control de Alimentos, había planeado acabarlas y pasarme al fútbol aficionado. Entonces salió esta oportunidad.

-Desembarca en Madrid y en un principio lo descartan.

-Habían ido ya algunos jugadores como Federico Azcárate, que llegó a debutar con el primer equipo. Yo viaje con otro chico, Damián Luengo, pero él no tuvo la suerte que yo. Hice la pretemporada, pero me piden tramitar la doble nacionalidad para poder jugar. Tuve que esperar cuatro meses.

-Sin poder jugar.

-Me dieron un piso en Carabanchel y dinero para comer. Iba a entrenar a Majadahonda y poco más. Casi no salía de casa. Mi familia se apuraba en conseguirme los papeles.

-Y los consiguió en el último instante.

-Fue una carrera contra el tiempo. Me terminó saliendo el 30 de enero. Ese día tuve que viajar a Italia. El 31 por la mañana cerré todo y volví a Madrid. A las seis de la tarde estaba firmando el contrato.

-Su viaje a Italia no fue fácil, sino toda una aventura.

-Llegué a Italia para encontrarme con un abogado, pero muchos papeleos los tuve que hacer finalmente solo. Al volver el avión de regreso salía a las 6.00 y como el primer autobús era a las 5.30, decido dejar el hotel y quedarme esperando en el aeropuerto. Cuando estoy en el bus me entero que hay un paro nacional y me deja en mitad de la ciudad de noche. Solo podía esperar al primer autobús de la mañana. Encontré una terminal de tren que estaba abierta y decido quedarme allí.

-Y entonces…

-Me dormí un momento y al rato me despierto y me doy cuenta que es un lugar al que iban a dormir los vagabundos y me encuentro rodeado de personas de la calle, peleándose, discutiendo… fue jodido porque te ves solo con tu bolso. Fue un momento difícil.

-Finalmente terminó estando tres años en el Atlético de Madrid, donde coincidió con los hoy internacionales Saúl y De Gea.

-Estuve en el Tercera y en el Segunda B. Pero ya tenía 25 años. Era mayor y me salió la oportunidad de firmar por el Tirgu Mures, un recién ascendido a Primera en Rumanía.

-Sonaba demasiado bien…

-La tercera semana perdemos 1-0 con el equipo que había acabado tercero el año anterior. Parecía que había pasado una guerra. Charla del presidente, del secretario técnico. El caos. El miércoles nos comentan a mí y a otros tres españoles que nos teníamos que reducir el contrato a menos de la mitad o nos llevaban a vivir a las chabolas y nos obligarían a jugar con el filial. Decidimos desvincularnos.

-Entonces ahí se quedó todo.

-No, al día siguiente jugaban fuera y yo me quedé solo en el hotel. Con todo lo que había pasado... Nos habían llamado sin vergüenzas, nos amenazaron. Escondí el pasaporte en la habitación porque pensaba que iban a venir a quitármelo. Fueron 24 horas muy difíciles. Por suerte, el viernes estaba ya en España y firmo por la Cultural.

-Cultural Leonesa, Atlético Baleares y llega el Oviedo. Siempre en Segunda B…

-En el Oviedo. Fue un año precioso, pero tampoco terminó bien.

-Volvió a chocarse con la peor cara del fútbol.

-Contactó conmigo un agente argentino que me propuso fichar por el Nancy, de la Primera francesa. Era una buena oferta para mí, jugar en élite, también para el Oviedo que iba a recibir un traspaso y podía fichar jugadores. Todo parecía ir para adelante hasta que llega el 22 de julio, día en el que se tienen que encontrar los dos clubs. El día anterior lo llamé y me dice que estaba viajando.

-Sospecho que no era así.

-No, no llegó. Era todo mentira. El Oviedo me acusó a mí. Lo pasé muy mal, cambió mi vida, mi perspectiva de futuro, terminé mal con el club… Además, habíamos proyectado el nacimiento de mi primera hija para que naciera antes de irnos a Francia. Tuve que quedarme en Oviedo sin jugar y con mi mujer y mi hija en Madrid. Perdí siete kilos.

-¿No atrapó al estafador?

-Se fue de España. Luego me enteré que había estafado a otros jugadores de categorías inferiores en Madrid, Badajoz, Salamanca… todos chicos de fuera, principalmente brasileños. Les vendía sueños que no existían.

-En enero le llama el Leganés y cambió su vida. ¡Por fin buena suerte!

-Fueron cinco años increíbles, con dos ascensos. Algo impensable, como ha pasado aquí en Huesca. Me cambió la vida totalmente, porque encima son en los que tengo a mis hijos. Fue una etapa divina.

-Y todo comenzó con un gol suyo, precisamente al Huesca.

-Sí, un balón al segundo palo que remato. En Butarque. Desde ese partido nos lo creímos, empezamos con una buena racha, sin casi encajar goles y luego llegó el ascenso. Fueron dos ascensos preciosos. De Segunda B a Primera y terminando como capitán. A nivel futbolístico ha sido lo mejor de mi carrera.

-¿Por qué viene al Huesca en el mes de marzo?

-Era una oportunidad para volver a Primera. Al ser un tiempo tan corto es una posibilidad bonita de competir y ayudar al club a mantener en la categoría. Ese objetivo hace que tenga más sentido. Si no fuera así no hubiera venido.

-Esta jornada se enfrenta al Barcelona. Si revisa su vida difícilmente hubiera imaginado este plano final.

-Me acuerdo constantemente de lo que me ha pasado. Y cada día doy gracias, porque llegar no ha sido fácil y tampoco mantenerse. Pero Messi tampoco lo tuvo fácil para alcanzar lo que ha hecho. Si lo hizo es porque es un crack. Lo que tiene es más que merecido.