No hay lugar más bello en el planeta. Y si no lo creen es porque no han visto el atarceder sonrojando la Alhambra. Ni al Veleta brillando con el cogote blanco cubriendo sus espaldas de Sierra Nevada. Los suspiros de Boabdil contagiando a cualquiera en la hermosura boquiabierta del balcón de San Nicolás. El escalofrío desde el otro lado, azotando el viento la Vela de la torre y la mirada llorona por la vista al Albaicín. Bajar las cuestas del Realejo hasta la plaza Joe Strummer, hasta la tapa y la cañita. Ay, no hay nada como Granada. Nada. Nada.

Porque nada. Nada. Nada le sirve ya al Huesca. Nada más que eso que se escapa todas las jornadas desesperadas, como esas lágrimas del rey nazarí por despedirse de su reino. Nada salvará a Míchel más que eso. Nada más que una victoria. Lo de siempre y lo de nunca. Esa historieta repetida como debe ser la visita a este rincón de Andalucía donde se queda el alma y la belleza para toda la vida. Donde se debe quedar la mala suerte, la infamia enterrada entre olivos, la racha infinita, donde no puede quedarse la destitución del entrenador del ascenso, por dignidad y por justicia.

Los jugadores siguen insistiendo en su defensa. No reblan. El lema del club se conjuga en la salvaguarda del entrenador que les llevó hasta la Primera. Y encerrados en la cola quieren salir de esa mazmorra empujando hacia arriba. Quien sea, quien juegue, o quien se quede en el banquillo, pero buscando respuestas a esa identidad que se ha ido desfalleciendo en los últimos partidos. Ni ante el Osasuna ni ante el Sevilla fue el Huesca lo que fue, ese equipo de pase cuidado y planta dominadora. Ha pasado a ser otro más reduccionista, sentado a la espera del error ajeno, restando ocasiones para elevar una efectividad que no llega. Como esa primera victoria.

Las asignaturas pendientes se apilan en el pupitre de este estudiante que no termina de aprender la lección de cómo hacerse fuerte en Primera. Esa que se ha sabido al dedillo su rival, alzado como conquistador de Europa desde la simpleza de la competitividad extrema. Le queda ser eso al Huesca, resolutivo, terminar de cerrar con cemento su portería y recalcular los centímetros que le quedan para golear. Porque la propuesta con la que hoy Míchel decida jugarse el cuello, sea cual sea, uno más valiente o menos, debe configurarse como ganadora. Otra salida supondría una destitución o el último aviso.

Hay una buena y nueva noticia. No hay ni lesionados, ni contagiados, ni doloridos, ni sancionados. Todos, cada uno de los jugadores de Míchel, podrían ser alineados, Doumbia ha vuelto a la normalidad tras dos partidos fuera, aunque siga en otra lista preocupante, la de los fichajes que son poco utilizados o están poco acertados. Solo el griego Siovas, y quizá Andrés Fernández, se han incrustado en el grupo que celebró el ascenso. Borja García podría ser el perjudicado en esta convocatoria. El madrileño sigue sin dar la talla en talento que le adjudica su trayectoria, señales por las que fue fichado. La falta de hombres que llamen a la puerta de la oportunidad o que derriben este obstáculo con sus salidas desde el banquillo, no han dejado opciones para una alternativa sólida. Sí podría ser el turno de Shinji Okazaki, con dos partidos de rodaje más tras su baja muscular.

El debate está en la calle con la suplencia de Jorge Pulido. El capitán lleva tres jornadas fuera. Pablo Insua ha cubierto su puesto con un nivel bueno, pero inoportunos errores en acciones que han costado goles. Porque el Huesca lleva seis partidos encajando algún tanto, demasiado. Pero el toledano cerró la polémica esta semana alabando a su compañero, que nunca se quejó cuando era suplente y ha salido de una dura operación de rodilla.

MALA RACHA / El Granada sufre la bipolaridad del recién aterrizado en Europa. En la UEFA pasó a dieciseisavos de final este jueves pese a caer con el PSV (0-1), alargando su desplome en la Liga, donde lleva sin ganar desde octubre. Empezó como una moto, hasta líder, pero su motor se ha ido gripando, con tres derrotas seguidas más otro empate. Antes de esta mala racha, en los Nuevos Cármenes, se mostraba impoluto (tres victorias y un empate) hasta la última derrota (1-3 ante Valladolid).

La suerte del fútbol queda clara en su clasificación. Con los mismos goles encajados que el Huesca (17) y únicamente tres más anotados (11), lleva el doble de puntos (14). Dos venezolanos, ex del Huesca, son los pichichis en Liga: Herrera y Machis (2). El míster Diego Martínez cuenta con los aragoneses Vallejo, baja de última hora, y Soro y el exzaragocista Luis Suárez en una plantilla equilibrada lejos de su mejor momento en el lugar más bello del planeta.