Quien ha subido al Aneto sabe que la cosa se complica en el Paso de Mahoma, un estrecho crestero con precipicio de vértigo a ambos lados. Es el pasillo decisivo, el que marca si alcanzas la cumbre cercana o lo dejas para otro rato. Cuando lo superas solo restan unos metros insignificantes para tocar la cruz de la gloria. Lo malo es pensar que ahí se ha acabado todo. Porque no es así. Hay que dar marcha atrás y volver por las mismas pisadas. Al Huesca le faltó en Pamplona ante Osasuna acordarse de esa lección de montañero, mirar en su pecho nevado la cartografía del gigante en el derbi del Pirineo y saber que puedes subir fuerte, pero la bajada tiene el mismo riesgo. Porque lo que hizo en la primera parte lo deshizo en la segunda, desacostumbrado como está a perder la pelota y defenderse, terminó como siempre pero distinto. Séptimo empate, esta vez por 1-1.

Ese Huesca panadero, que amasaba y amasaba los partidos, para que otro se comiera su pastel, se quedó en casa. A Pamplona viajó otro, primo hermano del que se enfrentó al Eibar antes del descanso, y desconocidísimo después de este. Más pícaro y aventurero, sin vértigo al miedo, sabiendo que la mochila que arrastraba, esas nueve jornadas sin ganar, no eran tanto por la fuerza de sus piernas. En un picotazo, aprovechando las desventuras del Osasuna, que no es mucho más en talle que él, se desquitó de todos los males con un gol tempranero sin necesidad de millones de toques ni de remates. A la primera. Insólito. Inédito. Casi increíble.

Aprovechando la defensa adelantada navarra, en una combinación rápida a Rafa Mir escorado que saca un centro sin rematador. Herrera no ataja, despeja al centro, pecado del portero cachorro, y Sandro, más listo que nadie, embocaba a gol. Llegaba ocho partidos, desde el inicial ante el Villarreal, sin ponerse el Huesca por delante del marcador. Otra historia comenzaba. Y quizá ahí estuvo el fallo, en la falta de costumbre.

O quizá sería el día, las horas, otra rareza. Que el Huesca podría haber sentenciado al Osasuna en la primera parte es verdad como un templo es el Aneto. Tuvo una Ferreiro y otra Sandro, muy escorados, pero sobre todo existió una doble para Rafa Mir que hubiera sido el cielo.

Pero más cierto es que el Osasuna lo cambió todo en la segunda parte. Su flojera y fragilidad se convirtieron en canibalismo absoluto del área. Salió como un pirata, a la yugular. En vez de sacar la bandera de las dos tibias enarbolaron la de los dos puntas. Con Enric Gallego, un ex, con Budimir arriba. Pero con mucho más empuje, mucho más Jony, con Moncayola devorando el centro del campo y mucha más llegada. Arrollaron. Avisaron mil veces. David García, Budimir, Enric, Oier... casi todos se presentaban de la nada para probar a Andrés y hacer trabajar a todo a un equipo que no olía el balón, que es su vida, su identidad. Del día a la noche.

No aparecía el Huesca. Tampoco el VAR, con dos acciones discutibles, una posible falta de Pedro López y una mano al otro lado. Sí se presentó Míchel, sacando del campo a Mir para dar entrada a Nwakali, lo más parecido a un centrocampista de contención que tenía en el banquillo, con Doumbia lesionado. No le terminó de salir bien la apuesta. Y como ante el Eibar, en un córner, sacado esta vez rápido, pilló desatento el sistema de asignaciones del Huesca y David García superó a Insua para golpearla con lo que pudo y marcar el empate más que merecido, merecidísimo para un Osasuna que había convertido el partido en un monólogo de sufrimiento azulgrana.

De ahí al final alguna más tuvieron los navarros, ya no tan claras. Tampoco el Huesca, que se quitó algo la tensión, con Okazaki de vuelta, pero demasiado mareado para ponerse ya en pie y acabar como siempre pero distinto.

Ficha técnica:

Osasuna: Herrera, Roncaglia (Nacho Vidal, min. 77), Juan Cruz (Moncayola, min. 45), David García, Asier García, Oier, Íñigo Pérez, Roberto Torres (Enric Gallego, min. 45), Jony (Kike Barja, min. 83), Rubén García y Budimir (Adrián, min. 77).

Huesca: Andrés Fernández, Pedro López, Insua, Siovas, Javi Galán, Mosquera, Mikel Rico (Juan Carlos Real, min. 85), Borja García, Ferreiro (Gómez, min. 85), Sandro (Okazaki, min. 75) y Rafa Mir (Nwakali, min. 55).

Goles: 0-1, min.5: Sandro. 1-1, min. 68: David García

Árbitro: Gómez Pizarro, C. Madrileño. Tarjetas amarillas a los locales Budimir e Íñigo Pérez y a los visitantes Insua, Pedro López y Nwakali.

Incidencias: Estadio de El Sadar, sin público.