El Huesca continúa dando una de cal y una de arena. La falta de gol parecía ser solo un problema típico del principio de temporada pero se está convirtiendo con el paso de los partidos en algo endémico. El Cádiz demostró el poderío que le otorga su condición de líder y su dominio a la perfección del juego que da más resultados en Segunda División, el contragolpe. La derrota volvió a sacar a la luz las carencias de los oscenses en estas primeras jornadas de Liga. Su dominio del balón no se tradujo nuevamente en ocasiones claras de gol. Además, en cuanto el conjunto azulgrana encaja un tanto deja entrever cierta sensación de que es incapaz de darle la vuelta al marcador.

Míchel apostó por rotaciones más defensivas buscando sobre todo tapar la potencia del Cádiz por las bandas. Luisinho y Galán formaron un doble lateral por la izquierda y Pedro López se impuso al carácter ofensivo de Luisinho. Además, Mikel Rico cogió el sitio de Mosquera en el pivote y Eugeni entró por Ferreiro. El choque comenzó sin dominador claro, ambos equipos se tanteaban buscando quitar los nervios iniciales. El Choco Lozano fue el primero en mostrar la verticalidad de los gaditanos pero su disparo se marchó fuera.

Cervera desde la grada tenía muy estudiado el guion del partido. Los amarillos claramente le dieron el balón a los oscenses y se dedicaron a cerrar espacios buscando la superioridad defensiva por bandas y en el centro del campo. Lo que no se le puede reprochar al Huesca es su apuesta por el juego combinativo. Pulido y Sá tenían una salida limpia de balón y este llegaba con claridad al medio del campo oscense donde las luces se apagaban. Sergi Gómez lo intentaba por todos los perfiles siempre arrancando desde la derecha y su imaginación creó el mayor peligro altoaragonés.

El Cádiz se dedicó a esperar alguna pérdida para salir a toda velocidad a la contra, pero el Huesca supo mover sus fichas y corregía rápidamente sus propios errores.

Ocasiones erradas

El conjunto aragonés comenzó a encerrar en su propia área al Cádiz y llegaron las ocasiones. Mikel Rico desperdició lo que nunca suele fallar. El vasco se encontró con un penalti en movimiento tras un pase de la muerte de Pedro López y su disparo se marchó junto al palo izquierdo. Seguidamente, Okazaki también perdonó solo contra Cifuentes. El nipón recogió un balón en profundidad y su volea se encontró con el veterano guardamenta andaluz aunque la jugada estaba mal anulada por el línea.

Los últimos cinco minutos de la primera mitad auguraron el futuro oscense tras el descanso. La segunda parte comenzó con intenciones similares por parte de ambos equipos, aunque el Cádiz guardaba una de sus armas, que no había exhibido antes con asiduidad.

Una pérdida de balón oscense favoreció un certero contraataque en el que Iván Alejo metió un balón en profundidad para Choco Lozano, que rompió en carrera a la muy adelantada defensa oscense para batir a Álvaro Fernández por bajo e inaugurar el marcador. A partir de entonces, el Cádiz ya tenía el partido como se siente cómodo, con el marcador a favor para poder imprimir mayor eficacia, si cabe, a su engranaje defensivo con las líneas muy juntas.

Míchel intentó meter otro aire al equipo y dio entrada a Cristo y Mosquera para buscar recuperar la mordiente ofensiva que había perdido. Sin embargo, el Huesca dejó de ser fiel a sí mismo. Pulido y Sá dejaron a un lado el juego combinativo y se hincharon a mandar diagonales sin éxito que la defensa andaluza se imponía con facilidad. Solo un centrochut de Sergi Gómez y un disparo lejano de Ivi pusieron algo en aprieto a la portería de un Cádiz que perdonó la sentencia en varias contras. Los gaditanos se asientan en el liderato mientras que el Huesca debe seguir buscando la regularidad.