Es más fácil caer en un tópico dentro del mundo del fútbol que encontrar un pañuelo verde en San Lorenzo. Uno de los más sobados es aquel que ladra que es más fácil echar a uno que a once. El Huesca tuvo que utilizar este comodín, con el complemento de ‘no se come los turrones’, otra oración hecha tendida entre porterías, cuando fulminó a Leo Franco. Sin embargo, la irrupción de Francisco como máximo mandatario del banquillo del Alcoraz ha hecho que el ERE futbolero haya ido señalando a diversas piezas de la plantilla. El núcleo duro del preparador almeriense se ha ido reduciendo con el paso de las jornadas hasta quince fichas bajo una norma incuestionable en este Huesca: juega quien no rebla y cree en este proyecto.

A los tres fichajes en mitad de la temporada (Rivera, Herrera y Gallego, ya que Galán acaba de llegar) se han unido dos ‘rescatados’ por el almeriense (Insua y Santamaría). Las lesiones y la confianza han hecho el resto, viéndose desde el pasado mes de diciembre, con la anunciación de los descartes y apartados, la confección de los quince de Francisco.

El caso de los desahuciados Werner, Semedo, Brezancic y Longo no ha sido escondido en ningún momento. El italiano está ya de vuelta en su país, como Semedo en el suyo (cedido por el Villarreal al Rio Ave) y en el callejón de salida siguen Werner (a préstamo por el Atlético) y el lateral izquierdo, a los que se les busca destino. A este cupo habría que añadir al turco Sedar Gürler, enviado sin pena ni gloria como cedido al Göztepe otomano.

CASOS ESPECIALES

Otro aparte merece el caso del capitán Juanjo Camacho, que ha aceptado un rol en segundo plano esta temporada con una actitud ejemplar. El balear Lluís Sastre, sin muchos minutos ni oportunidades pese a aparecer como titular ante el Valladolid, decidió tomar la puerta de salida hacia Chipre. El lesionado Luisinho, en recuperación desde que se rompiera el cruzado en septiembre, queda excluido por motivos obvios.

Hay dos casos de extrema curiosidad. Insua y Santamaría han sido resucitados. Inéditos en el primer tramo de LaLiga, han saltado a la primera plana en diciembre. El defensa gallego, que debutó de forma residual ante el Alavés (22 minutos), es un fijo desde el encuentro frente al Real Madrid. Desde ese día, en los últimos siete partidos únicamente se ha perdido siete minutos (626) y fue capital en el empate de Anoeta.

A Roberto Santamaría le ha llegado la oportunidad de debutar en Primera División con 33 años, pero en agosto veía ese acceso más que complicado, con Werner y Jovanovic delante de la fila. Francisco ha confiado en él para defender los palos del Huesca, con un buen rendimiento personal (7 goles y 12 paradas), pese a no rentabilizar su acierto con mejores resultados.

POR LÍNEAS

Por líneas de juego, los efectivos utilizados desde diciembre se han ido acortando. En defensa Etxeita (1.387 minutos jugados) y Miramón (el más utilizado con un total de 1.855) son fijos desde el primer día, aunque al vasco le costó asentarse hasta que fue desapareciendo Semedo. Pulido es el tercer elemento (1.678), aunque en las últimas presencias ha alternado entre el central, en una línea de cinco, o como lateral izquierdo, restando importancia a Akapo (922).

En el medio campo se ha materializado la irrupción del quinto fichaje: Christian Rivera. El medio ha puesto una pica en el once (sólo se ha perdido 48 minutos en los últimos ocho partidos), donde Moi Gómez (1.654 minutos), Damián Musto (1.258) y David Ferreiro (1.317) conforman sus acompañantes más frecuentes. En esta parte del campo se descuenta a Gonzalo Melero (1.020), intermitente por una pubalgia (no juega un partido completo desde septiembre) y la reducción de minutos que han vivido Alex Gallar (solo tres partidos como titular y ninguno completo con Francisco) y un Juan Aguilera desvanecido (64 minutos de juego en los dos últimos meses). La entrada de Yangel Herrera achica más las posibilidades.

Por último, la parte delantera ha sido propiedad casi en monopolio de Cucho (1.597 minutos), pese a su falta de productividad. El colombiano no ha perdido el puesto, jugando las 21 jornadas disputadas y solo ha retrasado su posición con la entrada de Enric Gallego. El que ha quedado más arrinconado es Chimy, reducida su misión a la de revulsivo en segundas partes (39 minutos por partido en los últimos siete).