A once jornadas del final, después de dos derrotas consecutivas, jugando con un adversario de su Liga, la trascendencia del partido de este sábado (18.30) para el Huesca alcanza una cota máxima. Otro más. Como todos. Y todos lo saben y no hay ni qué decirlo. “Los jugadores no lo necesitan en exceso para captar la importancia que tiene el encuentro. Lo saben. Están preparados para el partido. Vamos a competir como animales”. Lo dice Pacheta. Está clarísimo.

Tras zanjarse la imposible visita a Barcelona, a cuatro puntos de la permanencia, con la espina clavada de la última visita al Alcoraz ante el Celta, ganar al Osasuna sigue siendo la única respuesta correcta que puede marcar el futuro más cercano para bien.

Este debe ser el primer paso determinante a ejecutar en una serie de tres en el que este grupo debe dirigir su camino hacia el único sentido: hacia arriba, hacia la esperanza, hacia la confirmación de una reacción ahora pausada a la que le debe volver a dar al play del fútbol de compromiso y resolutivo que apareció con Pacheta. Sacar todo el crédito posible en los compromisos ante el Osasuna, en el campo del Levante y ante el Elche se antoja como solución irremediable para conservar la categoría.

La obtención del golaverage, porque recuerden que en El Sadar se empató (1-1), es otro premio a tener en cuenta en el enfrentamiento vital ante el Osasuna, ahora, distanciado a nueve puntos que aún no lo descartan de la quema.

Sin bajas

Los malos resultados ajenos, al que se unió la derrota entre semana del Elche en Sevilla (2-0), ya con todos los contendientes sin fechas por recuperar, dejaron sin efectos catastróficos la goleada esperada y lógica en el Camp Nou. Ese resultado no es el problema. Sí la acumulación de tantos que se ha vuelto a reactivar en las dos últimas semanas (ocho encajados) y la visión de siete partidos sin dejar la portería a cero. Ese sigue siendo el mal que encierra con llave la mazmorra del último clasificado. Resolver ese desequilibrio, sin parecer que haya muchos movimientos en el horizonte, salvo la sorpresiva irrupción de Vavro, que debutó finalmente el lunes ante el Barcelona, será la clave para sumar de tres en tres, que es la única matemática con el actual panorama.

Pacheta podría plantear variantes a su modelo. Sería lo lógico, aunque su energía, compromiso y apuesta siguen siendo reconocibles. La estructura de tres centrales permitió fortalecer moralmente la sensación de seguridad para un Huesca arrasado por las dudas, pero últimamente no ha permitido cerrar el agujero defensivo y esta incomodidad vuelve a aparecer como síntoma de derrota. Alterar esta táctica no sería descabellado, como invertir en nombres que integren algo de sangre nueva. La recuperación de Mosquera y Sandro, con el cartel de titulares con Míchel, sería una posibilidad para dar un volantazo. Luisinho también entrá en la convocatoria.

Vuelve el Chimi

Osasuna no puede permitirse un resbalón como perder en la cancha del colista. Su buena respuesta en los duelos calientes le ha permitido tomar algo de aire sobre el alambre. Ha vencido en el último mes y medio al Eibar (2-1), en sus desplazamientos a Levante (0-1) y Alavés (0-1) y viene de empatar en Valladolid en Pamplona (0-0). Su punto flaco es el ataque, sumando un gol en los últimos cuatro jornadas.

La visita al Alcoraz será especial para dos miembros de la plantilla de Jagoba Arrasate. Uno es el portero de Almudévar Juan Pérez ante la responsabilidad de defender en su casa el arco rival. El otro será el Comandante Chimy Ávila, ese ídolo que regresa a ese campo donde lloró la pérdida de Primera y ahora lo hace de alegría por volver tras su vía crucis de lesiones. Si hubiera público se llevaría una ovación cerradísima de cariño.

El cuadro rojillo mantiene las bajas de Íñigo, Rubén y Roncaglia por lesión, y Sergio Herrera, por contacto con un contagio de covid. Oier, Roberto Torres y Unai García sí podrán jugar tras haber sido desconfinados esta semana.