La ilusión es un arma de doble filo si no controlas sus vértices indomables. El Huesca debutaba en el nuevo Alcoraz en Primera División y venía de jugar muy bien al fútbol con el lunar previsto del Camp Nou. Pero invirtió sus ganancias de anteriores jornadas en el destierro en un partido donde el corazón atropelló a la cabeza. Le afectó a Leo Franco, que dejó en la banca al Cucho y a Gallar, hoy por hoy dos piezas imprescindibles en el once, para meter al Chimy Ávila y a Gürler, éste un exterior interesante y veloz pero aún falto de aclimatación. Tampoco aportaron demasiado Melero, Moi Gómez y Musto, ensombrecidos por un centro del campo, el de los madrileños, con piel más curtida y gruesa. Se acható tanto el Huesca que no supo casi nunca qué hacer con el balón cuando ese había sido uno de sus principales argumentos en Ipurúa y San Mamés. De Longo no hubo un sola noticia. Pronto se supo que no habría forma de vencer de esa manera, sobre todo después de que Imbula fusilara a a Werner desde fuera del área sin nadie que saliera a incomodarle lo más mínimo.

Leo Franco reaccionó al comenzar la segunda mitad y recuperó para la causa al colombiano y a Gallar. No mucho más tarde, incluyó a Ferreiro para ampliar el campo y la competitividad que no le daba Moi Gómez. Aumentó algo el colmillo de los oscenses, no demasiado, y el VAR evitó el segundo tanto del Rayo después de que el colegiado diera como válida una diana de cabeza de Raúl de Tomás con ligero desplazamiento de Musto en la batalla aérea. Sin grandes aspavientos, con el control adecuado de la pelota, las posiciones y los nervios, el equipo de Míchel administró mucho mejor el encuentro, por el que transitaba un conjunto oscense al asalto, nada reconocible, sin apenas transiciones ni por dentro ni por fuera y con Ferreiro como único líder de las acometidas.

Ese empuje, ese deseo de empatar aunque fuera por aplastamiento, produjo algunos nudos en el área de Alberto. Pero ni Melero de cabeza ni Chimy ni el Cucho bajo el larguero en tres preciosas ocasiones supieron traducir en la igualada el bombardeo. Es más, Advíncula se sacó un zurdazo espectacular desde su posición de lateral derecho adelantado y estrelló el esférico en la madera. El Rayo Vallecano trabajó como una hormiga, llenando su despensa de serenidad y defendiendo con disciplina los víveres en el corto invierno al que le condujo el Huesca, un equipo que no dejó de latir para ilusionar a su afición en un día tan señalado pero que muy pocas veces tuvo sangre en el cerebro.

- Ficha técnica:

0 - SD Huesca: Werner; Miramón, Pulido, Semedo, Luisinho; Moi Gómez (Ferreiro, min.68), Musto, Melero, Gürler (Álex Gallar, min.57); "Chimy" Ávila y Longo ("Cucho" Hernández, min.57).

1 - Rayo Vallecano: Alberto; Advíncula, Amat, Abdoulaye Ba, Alex Moreno; Trejo; Kakuta (Bebé, min.88), Gorka, Imbula, Alvaro (Embarba, min.70); y Raúl de Tomás (Alegría, min.77).

Goles: 0-1. min.28. Imbula.

Arbitro: Medié Jiménez (Comité Catalán). Amonestó con tarjeta amarilla al local Luisinho y al visitante Amat.

Incidencias: partido correspondiente a la cuarta jornada de la Liga Santander, disputado en el estadio de El Alcoraz de Huesca ante unos 7.300 espectadores, prácticamente lleno. Se rindió un homenaje al que fuera jugador del equipo en la década de los años 80 del pasado siglo Javier Camarón, recientemente fallecido, depositando el presidente del Huesca, Agustín Lasaosa, y el consejero delegado, José Antonio Martín "Petón", la camiseta con el número que llevaba y un ramo de flores sobre el césped. Posteriormente se guardó un minuto de silencio.