Sensibilizar, tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, es el principal objetivo de la Semana Europea de la Movilidad que comenzó el miércoles y se extenderá hasta el 22 de septiembre. Además, esta cita quiere poner de manifiesto los beneficios del uso de modos de transporte más sostenibles como el transporte público, la bicicleta y los viajes a pie.

Pero, al hablar de movilidad, no solo hacemos referencia al conjunto de actividades que implican transporte o desplazamiento de personas, sino también al de bienes y servicios.

HACIA LAS EMISIONES CERO

Esta iniciativa, que surgió en Europa en 1999, se realiza año tras año en numerosas ciudades, entre ellas muchas aragonesas, como las tres capitales: Zaragoza, Huesca y Teruel, pero también en municipios como Alagón o Jaca, con actividades encaminadas a promocionar la movilidad sostenible y fomentar el desarrollo de buenas prácticas y medidas permanentes. Unas actividades que este año se han visto reducidas notablemente y que se han tenido que adaptar a la actual situación.

Cada año, la semana europea se centra en un aspecto distinto y en el 2020 el lema elegido es Por una movilidad sin emisiones, lo que refleja el ambicioso objetivo de alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbón para el año 2050, recogido en el Pacto Verde Europeo. Y también pretende resaltar la importancia de la accesibilidad a sistemas de transporte de cero emisiones y promover un sistema inclusivo para todas las personas.

Estos mensajes van calando entre la población y las administraciones como demuestra la revolución que desde hace unos años estamos viviendo hacia una movilidad más sostenible, principalmente en las grandes ciudades, pero que también se deja ver en los municipios. Bicis, patinetes, vehículos de movilidad compartida... han irrumpido con fuerza en la escena urbana y en la forma de desplazarse de los ciudadanos y, junto al uso del transporte público, poco a poco van restando terreno en las calles a los desplazamientos en vehículo privado. E incluso son cada vez más quienes optan por realizar los trayectos a pie, cuando las distancias no son muy largas, dentro de una filosofía que cada día mira más a los hábitos de vida saludable.

A todo ello, ha contribuido también la planificación de la movilidad en ciudades y municipios con la creación de carriles bici, vías pacificadas, o la peatonalización de espacios.