La tradición de la Semana Santa no está reñida con los cambios, si son para ampliar la devoción de estas fechas. Así sucedió ayer con el Vía Crucis del Cristo de la Paz a cargo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción y la Llegada de Jesús al Calvario, que amplió su tradicional recorrido por el barrio Oliver, desde la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, llegando al vecino Valdefierro.

Fue, a las 19.00 horas, la más madrugadora de las procesiones del Lunes Santo, a la que hora y media más tarde tomaba el relevo la de la Cofradía de Jesús de la Soledad ante las Negaciones de San Pedro y de San Lamberto, que volvió a llevar el fervor a las calles de Miralbueno desde la antigua ermita del barrio.

Ya a las 21.00 horas salían de varios templos más céntricos los recorridos más tradicionales y concurridos, entre los que volvieron a destacar la procesión de las Tres Caídas, a cargo de la cofradía de Jesús Camino del Calvario, desde Santa Engracia. Una de las más recientes incorporaciones al Lunes Santo zaragozano, que conmemora los tres tropiezos de Jesucristo en su camino al Gólgota.

La procesión del nazareno, de la Cofradía de la Esclavitud de Jesús Nazareno y Conversión de Santa María Magdalena, partió desde la parroquia de San Miguel, y zaragozanos y turistas volvieron a disfrutar de la talla del nazareno, del siglo XVII, así como la de la Virgen Dolorosa, que data de 1749. Los cofrades tuvieron además el honor de que la Virgen del Pilar lucía su manto, después de que su sección infantil hubiese realizado una ofrenda de flores vespertina.

Tampoco faltaron fieles en el recorrido nocturno de la Cofradía de las Siete Palabras, en el Vía Crucis que partió de la iglesia de San Gil. A este se unió, desde Santa Gema en Casablanca, el de la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz, y desde la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en San José, procesionó la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores.