La lluvia fue una amenaza en toda regla en la Semana Santa aragonesa. La lluvia tardó en mojar la tierra seca de esta comunidad, pero el miedo al destrozo patrimonial hizo que muchas procesiones se suspendieran a lo largo y ancho del territorio.

En la capital turolense, por ejemplo, se suspendió la procesión general del Jueves Santo. En otros lugares como Alcañiz decidieron arriesgar y realizar la tradicional procesión del Silencio. No podían quedarse los alcañizanos sin los claveles blancos que minutos antes habían cubierto los pies de la Virgen de las Lágrimas, la única en el Bajo Aragón que va bajo palio.

Dispar fue la celebración de la Semana Santa de Zaragoza, declarada como Bien Turístico Internacional. Algunas cofradías como La Eucaristía, La Llegada o el Descendimiento decidieron suspender sus respectivas estaciones de penitencia. No llovía en el momento en el que tuvieron que tomar la agria decisión de quedarse en el interior de los templos. Son las cofradías que más tiempo están en la calle, por lo que el riesgo es superior.

Todas ellas hicieron pequeños actos. Y es que después de tantos meses de preparativos, necesitaban expresar la devoción por sus titulares. Tras llorar, los 50 costaleros de la Santa Cena procesionaron por el interior del templo del Perpetuo Socorro, al igual que La Llegada que hizo lo propio dentro de la iglesia de la Coronación de la Virgen, en el barrio Oliver.

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Procesiones del Jueves Santo zaragozano CHUS MARCHADOR

El Descendimiento decidió salir a la plaza del Justicia del interior de San Cayetano para realizar varios toques y redobles de tambores y bombos con sus respectivos pasos. Un gesto que agradecieron los allí presentes.

Otras como El Prendimiento, El Silencio, El Huerto, La Coronación, El Despojado y La Columna decidieron recortar el recorrido. Esta última cofradía pudo sacar a la calle el majestuoso paso realizado por Manuel Martín Nieto, una de las novedades de esta Semana Santa. A las 23.30 horas estaban todas a salvo de una lluvia que no había hecho presencia, a pesar de que las previsiones hablaban de fuertes precipitaciones tres horas antes. Las cofradías de la mañana, La Exaltación, La Crucifixión y La Verónica no tuvo problemas en procesionar. La Piedad, la cofradía zaragozana que sale a las 00.00 horas del Viernes Santo, hizo su estación de penitencia sin ningún tipo de incidencia.

Donde sí llovió, pero poco importó fue en las siete de las nueve localidades bajoaragonesas pertenecientes a la Ruta del Tambor y el Bombo que tienen la tradición de romper la hora. Teruel volvió a rasgarse y este año con más intensidad que nunca, ya que, tras muchos años de trabajo, han conseguido la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco.

Calles y plazas de Alcorisa, Andorra, Híjar, Samper de Calanda, la Puebla de Híjar, Urrea de Gaén y Albalate del Arzobispo se llenaron de vecinos y visitantes que hicieron sentir un terremoto en el sur de Aragón como cuando Cristo murió y el toldo del templo se rasgó. De todos ellos destacó Híjar, cuya Semana Santa cumple 500 años, y que gracias a una iluminación a luz de las velas consiguió un ambiente de recogimiento único para romper la hora.

La fiesta, declarada de Interés Turístico Internacional, tiene en Calanda uno de sus lugares más reconocibles, gracias a la promoción que en su día hizo el cineasta universal, calandino de nacimiento, Luis Buñuel. Pero lo hará hoy, a las 12.00 horas, de la mano de la cantante Ana Belén quien dará el primer toque al gran bombo ubicado en la plaza mayor. Este Viernes Santo también será especial en la capital aragonesa donde se celebrará el Santo Entierro, organizado por la hermandad de la Sangre de Cristo y que es el mayor vía crucis procesional de España. Algunas hermandades como la del Nazareno, que no pudo procesionar el Lunes Santo por la lluvia, tiene previsto que hoy, a las 12.00 horas, traslade sus dos pasos a la iglesia de San Cayetano para formar parte de este gran desfile.

También será especial en Barbastro, ya que la Santa Sede ha concedido un Año Jubilar extraordinario a la diócesis de Barbastro-Monzón con motivo de los 400 años de la Procesión General del Santo Entierro.