La jornada comenzó como un día normal pero con un aliciente. Los nervios estaban a flor de piel desde primera hora de la mañana y es que la Cofradía Jesús de la Soledad ante las Negaciones de San Pedro y de San Lamberto estaba a punto de sacar su nueva imagen, el Cristo de las Negaciones, además de lucir, por primera vez, el nuevo hábito y de ser la primera vez que salía a la calle tras ser autorizada por el arzobispado a procesionar.

Más de cien cofrades participaron en el acto, que se reunieron en la antigua ermita del barrio para vestirse y compartir los nervios previos. Una capa verde es el nuevo ingrediente de un traje que contenía la túnica de color blanco crema con una franja de color verde en la parte delantera, desde el cuello hasta los pies, con los puños de la misma tonalidad verdosa.

A las ocho y media de la tarde, la sección de instrumentos, se colocó el capirote de color crema y partió desde la parroquia de San Lamberto en dirección a la ermita, donde se encontraban todos los demás cofrades para presenciar el estreno.

Más de 200 personas permanecían expectantes ante el acto. Entre toques de tambor y de bombo, llegó el momento. Salió de la ermita el Cristo de la Acogida, la imagen veterana de la cofradía. Una saeta, cantada y dedicada a esta figura, marcó el inicio de la procesión, en la que iban escoltados por la Hermandad de los Legionarios.

Minutos más tarde, con los móviles en mano inmortalizando el momento, salió de su escondite, sobre ruedas, el Santo Cristo de las Negaciones. En ese momento, una jota comenzó a escucharse ante el inminente silencio que reinaba en el lugar.

La nueva imagen consta de la figura de Jesús de la Soledad y representa el momento en el que Pedro negó tres veces conocerlo, justo antes de que un gallo cantara. Por esta razón, para el próximo año, pretenden añadir la representación de San Pedro y a un gallo.

Una vez terminada la jota, el tradicional Vía Crucis comenzó su recorrido, desde el Camino del Pilón, entre las calles de Miralbueno, como lo llevan haciendo todos los años.

Sin embargo, el nerviosismo y la ilusión perdurarán hasta el Viernes Santo, donde desfilarán, por primera vez, en la procesión del Santo Entierro, realizando el recorrido más largo, alrededor de unos seis kilómetros y medio, y convirtiéndose en la vigesimoquinta cofradía que participa en el tradicional acto religioso.