Mariano Julve acaba de vivir, en su cuarto año de mandato como presidente de la Junta de Cofradías de la Semana Santa zaragozana, una de las ediciones más exitosas en cuanto a público y meteorología que se recuerdan.

-No ha habido mucho tiempo para la reflexión, pero a primera vista, ¿qué tal ha ido esta Semana Santa?

-Ha sido casi perfecta, prácticamente todos los actos previstos se han podido realizar, salvo la Soledad de la cofradía de San Joaquín, que tuvo que acortarse por un chubasco. El tiempo ha acompañado, salvo el primer día por el frío, pero era sobrellevable. Ha habido una afluencia extraordinaria, y las cofradías, incluso las que no procesionaban por el Casco Histórico, han estado muy acompañadas.

-¿Los cambios de trayecto por bolardos y obras han deslucido los recorridos?

-No, se han adaptado bien. Los cambios se han realizado contando con las cofradías sin causarles perjuicio, gracias a la colaboración del ayuntamiento y la subdelegación del Gobierno, también en los actos previos, como la exaltación infantil (del tambor y el bombo) y el concurso de los adultos.

-El actual Gobierno municipal no es ajeno a conflictos religiosos, pero en cuanto a la Semana Santa, ¿han tenido algún problema?

-Ninguno, el ayuntamiento ha colaborado imprimiendo 30.000 folletos y 2.000 carteles, además de proporcionar los servicios públicos necesarios como limpieza, Policía Local o bomberos. Como dijo el concejal Fernando Rivarés, son conscientes del impacto económico de la Semana Santa, con unos 20 millones de euros en Zaragoza y se estima que 5.000 empleos creados en todo Aragón.

-Suele recordar la comparación de Zaragoza como ‘la Sevilla del Norte’, ¿no teme que se masifique y se pierda la cercanía con el público, como con las gradas de la capital andaluza?

-Es cierto que se suele decir, pero creo que estamos lejos de esto. La frase en realidad se acuñó en los años 30 del siglo pasado, y se refería a la multiplicación de cofradías y procesiones más allá de la del Santo Entierro, a imitación de la sevillana. Pero la de Zaragoza sigue siendo para la gente, incluso con la dificultad que conlleva para ubicar los recorridos de los pasos. Precisamente por eso queremos un lugar de veneración para ellos a lo largo del año.

-Al respecto, ¿cómo acogen que un museo de la Semana Santa haya sido la idea más valorada en los presupuestos participativos de Zaragoza en Común? ¿Prefieren alguna ubicación?

-Satisfechos, lo vemos como una consecuencia de que los pasos, durante 51 de las 52 semanas del año, duermen en garajes o en bajos de edificios, salvo los que están en iglesias, obviamente. Lo hacen en unas condiciones que no solo no permiten su exhibición, sino que dificultan su conservación. En este sentido, que la gente valore la idea es positivo, pero el museo tendría que partir de un consenso entre los políticos y la Administración. En cuanto a la ubicación, siempre hemos dicho que debería estar cerca de la iglesia de San Cayetano, que al fin y al cabo termina siendo el centro de la Semana Santa.

-El centro que, como usted decía, se satura hasta el punto de complicar los recorridos. ¿Hay planes para descentralizar las procesiones, como se trata de hacer con los ‘pilares’?

-Hace un año se creó una cofradía nueva en Miralbueno, y consideramos que es bueno, que se creen en barrios donde no las hay o incluso que se reubiquen. No hablo solo de barrios nuevos. Por ejemplo, nos gustaría que las hubiera en Las Fuentes o San José. No hay planes al respecto, pero sí se insiste en ello, por mucho que la tendencia histórica siga concentrando los recorridos por el centro.

-La Iglesia católica vive horas bajas en cuanto a vocación e implicación, pero las secciones infantiles constatan que a la Semana Santa no le afecta, ¿cómo lo interpreta?

-Es cierto que lo que llamamos la tercera generación del tambor está llegando a las cofradías. Hay que valorar que los ensayos requieren afición, además de aptitud, y los jóvenes están dispuestos a asumir la responsabilidad. Esto es muy positivo, hay una cantera que grantiza el relevo. Es una realidad que la sociedad está secularizándose y descienden los católicos, pero la Semana Santa se valora como manifestación de religiosidad popular. La cantera, que decíamos, sí que tiene fidelidad religiosa. De hecho, la acción social destaca entre los cofrades.

-Si esto fuera política, ¿esto sería lo que destacase de su mandato? ¿Piensa repetir candidatura?

-Es un aspecto del que estamos muy orgullosos, porque en cuatro años prácticamente se ha duplicado el número de cofrades que participan en acción social, y actualmente rondan los 3.000. En cuanto a repetir, es pronto, pero creo que hay buena disposición por parte de todos.