La tradicional procesión del Domingo de Ramos recorrió ayer las calles del Casco Histórico de Zaragoza en medio de una gran expectación al tratarse de una de las primeras manifestaciones litúrgicas de la Semana Santa zaragozana. Desde las 12 en punto del mediodía, el mezclado redoble de bombos y tambores animó el paso de la cofradía de La Entrada de Jesús en Jerusalén, una entidad que este año ha cumplido 80 años de existencia.

Su punto de partida fue la plaza del Justicia, sede de la iglesia de Santa Isabel de Portugal, donde se generó una gran expectación que ya no abandonó a la procesión en todo su recorrido por calles como Manifestación, Alfonso, los Cosos y San Vicente de Paúl. El punto intermedio se hallaba en la plaza San Bruno, donde el mercadillo de objetos antiguos y curiosos que se celebra allí los domingos adelantó su cierre a las 13.00 horas para que los más de 400 cofrades pudieran escuchar a su conciliario, el padre Isidoro Mateo.

Este pronunció unas palabras ante los miembros de la hermandad de la Entrada de Jesús en Jerusalén en las que se refirió al significado de la Semana Santa y elogió la virtud de la caridad.

Luego la procesión emprendió el camino de vuelta por el entorno de la plaza del Pilar, en medio del continuo toque de los bombos y tambores. No en vano, la cofradía cuenta con más de 200 personas de todas las edades que tocan estos instrumentos de percusión. El buen tiempo acompañó a los cofrades a lo largo del recorrido. Y, al ser mediodía, la comitiva atravesó calles y plazas con una gran animación en bares y terrazas.