-¿Qué supone para usted ser la encargada de romper la hora junto a Paula Ortiz?

-Es una felicidad absoluta, una emoción muy grande. La primera y única vez que estuve en el acto de romper la hora en Calanda fue cuando me llevaron mis padres con 15 años. Recuerdo la impresión tan profunda, fue una sensación emocional y física tan tremenda que mira, han pasado 50 años y no la he olvidado.

-¿Qué cree que tiene este acto que imanta tanto?

-Es algo que me recuerda a esa frase de Lorca en Bodas de sangre, la oscura raíz del grito. Creo que el sonido de los tambores es muy atávico, tiene algo que ver con lo más subconsciente de las personas. A mí me mueve a unos niveles de emoción muy profundos y yo no soy una mujer religiosa. El sonido de los tambores es muy catártico y estoy orgullosísima de poder compartirlo con mi Paula del alma.

-Me habla de esto y me parece verla en uno de sus últimos papeles en el cine.

-Es un acto muy visceral, es que el tambor te mueve las cosas más catárticas, antiguas, primigenias y pasa como la catarsis que tiene el dolor en ciertos personajes como en la madre de La novia.

-¿Vive la Semana Santa?

-Me gusta con todo lo que tiene que ver de escenografía, de estética. Hay toda una composición estética que es muy bonita y esa parte emocional pero también hay que entender que hay gente a la que le puede causar molestias.

-¿Se ha hecho una imagen en su cabeza del momento que va a vivir con toda la plaza esperando su señal?

-Me he planteado a ver si sé hacerlo bien en cuanto a marcar el ritmo. Me han dicho que tenga cuidado al dar el golpe porque el brazo se te va hacia atrás y le decía a Paula, «que esto rebota, ten cuidado a ver si salimos las dos con un esguince». He visto las fotos que me han mandado y es impresionante, lo que pasa es que últimamente me pasan tantas cosas, he sido pregonera en las Fiestas del Pilar... pero a lo del tambor le tengo muchas ganas. Se trata de seguir el ritmo que nos lo enseñarán la víspera y espero que sea facilito y si sale mal le echaré la culpa a Paula que es la ventaja de hacerlo entre dos. Tengo dónde refugiarme, privilegios de la edad, de algo me tiene que servir cumplir años (risas).

-Además de compartir ese momento con Paula Ortiz, es significativo que lo protagonicen dos mujeres.

-Llevo haciendo reivindicaciones feministas toda mi vida y voy a cumplir 67 años. Es una pena que tengamos que seguir haciendo reivindicaciones feministas pero por otra parte está muy bien lo que ha pasado este 8 de marzo, un clamor. Está muy bien que seamos dos mujeres pero que lo que está muy bien es que las mujeres estemos en todas partes, que haya más mujeres en todo, por justicia social.

-¿Qué sensaciones tiene antes de ser la encargada de romper la hora?

-La verdad es que es un honor, un privilegio porque, además del valor que tiene la tradición, toda la gente de Calanda te transmite la importancia que tiene ese momento para ellos y es una alegría que cuenten con nosotras.

-¿Ha vivido el acto alguna vez en directo?

-En Calanda estuve este verano y aunque nunca he vivido el acto de romper la hora, tiene esa cosa atávica que a mí me atrae muchísimo.

-Las emociones que empujan a la gente, tiene mucho que ver con su cine, ¿no cree?

-Sí, tiene una conexión con los ciclos de la naturaleza, de la vida, de las tradiciones, de los rituales, con esa sensación muy telúrica, muy de la tierra que tienen los tambores y a mí me parece en sí mismo un ritual muy hermoso.

-Y para usted que es directora es vivir la tierra de Buñuel en plenitud.

-¡Claro! Tiene el añadido de que Buñuel le dio un valor cinematográfico a este acto, una simbología e iconografía dentro del mundo del cine que todavía eso hace que tenga mucho más atractivo y sea un mayor honor para nosotras.

-¿Ha pensado en cómo será el momento, quiero decir, una directora como usted se ha creado una imagen fílmica en su cabeza?

-No te creas, ¿eh? No me he hecho mucho la puesta en escena, hay un poco en este tipo de cosas que creo que es bueno dejarse llevar y disfrutar del momento.

-¿Ha tocado el tambor alguna vez?

-¡No, nunca! Me tendrán que enseñar cómo se hace... ¡espero!

-Hace dos años, el acto lo protagonizó Verónica Forqué, el año pasado fue Isabel Coixet y en este 2018 las han elegido a ustedes, las mujeres por fin protagonistas...

-Mujeres y mujeres del cine, que es algo que se agradece mucho. Que se nos ponga en valor y que se nos dé presencia en un acto como este es muy importante por todo lo que significa.

-¿Le gusta la Semana Santa?

-Yo no soy creyente pero me gusta y no solo la respeto, sino que me provoca admiración, me gustan las tradiciones populares y lo que significa en la gente y eso de los rituales cíclicos.

-Quizá de las emociones que sienta en Calanda surja un nuevo proyecto audiovisual.

-Quien sabe, quien sabe... a mí que sepáis que Calanda me da suerte. Porque solo he estado una vez y, de ahí, ha surgido una colaboración que ha sido muy importante para mí.