China es el tercer país de origen de las importaciones españolas (7,3% del total), puesto que cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que los otros países a los que España compra más mercancías son socios de la Unión Europea: Alemania (11,9%) y Francia (11%). Entre enero y septiembre de este año, se importó de China por valor de 14.478 millones de euros, frente a los 6.237 millones en el mismo periodo del 2004, lo que significa que en una década ha subido el 132%.

Sin embargo, algo ha cambiado, destaca Pedro Nueno, profesor del IESE. El crecimiento económico en China ha mejorado el consumo interno y el país ya no depende tanto de sus exportaciones. Al aumentar también los costes de producción, para muchas empresas occidentales no sale a cuenta deslocalizar. "El mundo se ha dado cuenta de que la fábrica no tiene que moverse", dice Nueno.

El cambio también se nota en sentido inverso, ya que China es ahora un mercado atractivo para que las empresas españolas vendan a los consumidores asiáticos. Entre el 2004 y el 2014, las exportaciones españolas al país se han triplicado de 894 millones de euros a 3.088 millones, destacando los componentes de automoción, las materias primas y semifacturas de plástico y farmaquímica. Pese a este avance, España continúa teniendo déficit comercial con China: compra casi cinco veces más de lo que vende. SONIA GUTIÉRREZ