La del martes fue la mayor entrada de inmigrantes de origen subsahariano que se produce desde que concluyó la instalación de la malla antitrepa. Un total de 102 personas consiguieron entrar por la mañana en Melilla después de superar la valla fronteriza que separa la ciudad autónoma de Marruecos. Cerca de la mitad de los que lo intentaron. Una vez más, el asalto dejó la imagen de un numeroso grupo de personas resistiendo durante horas sobre la valla con la vana esperanza de poder pasar la frontera. Acabaron desistiendo todas. El masivo intento de 200 inmigrantes se produjo sobre las siete de la mañana en la zona cercana al puesto fronterizo de Barrio Chino. Las policía marroquí intentó frenar al numeroso grupo, pero al tratarse de una zona poblada vieron su labor dificultada por las barreras arquitectónicas. Las fuerzas de seguridad avistaron tres grupos.

Después de saltar la valla, los inmigrantes se dirigieron hasta el Centro de Estancia Temporal (CETI), donde fueron recibidos por sus compatriotas con gritos de júbilo. A las puertas de esta instalación, algunos de ellos se descalzaron los zapatos dotados con tornillos con los que tratan de sortear la malla antitrepa. Uno de los inmigrantes tuvo que ser trasladado en ambulancia al presentar una fractura abierta de tibia y peroné. La mayoría de los que accedieron a la ciudad proceden de Mali, aunque hay también algunos de Guinea Conakry. Durante varias horas, la zona estuvo acordonada y con un amplio dispositivo de la Guardia Civil para evitar que 40 inmigrantes que se quedaron encaramados a la valla, a seis metros de altura, pudieran entrar también en Melilla. Durante horas, los 40 subsaharianos se negaron a descender y permanecieron sentados sobre una barra de hierro de la primera de las dos vallas que separan la ciudad española de Marruecos. Pasadas las dos de la tarde, 35 de ellos desistieron y descendieron. Cinco resistieron una hora más.