La Audiencia de Gerona ha condenado a 13 años y medio de prisión a Manuel Muñoz Fúnez, el padre que violó repetidamente a su hija y la dejó embarazada cuatro veces, obligándole a abortar en tres ocasiones. Según la sentencia, los abusos empezaron en 1978, cuando la niña tenía 6 años, y duraron hasta 1994, cuando la víctima, que tuvo a los 18 años una hija con el 80% de discapacidad, huyó a Alemania con su madre y se instaló allí. Tardó 14 años en denunciar los abusos, casi al límite de los quince que fija la prescripción.

La sentencia define al condenado como un hombre con un carácter "agresivo y autoritario, que utilizaba con frecuencia la fuerza física contra su mujer e hijos" y que acaba venciendo las reticencias de la niña por el "clima de temor hacia él" que había creado dentro de la familia, porque los había llegado a amenazar con cuchillos o incluso una escopeta de caza.

Las violaciones fueron constantes a lo largo de los años, durante los cuales la familia fue cambiando de residencia y vivió en Gerona, Sant Feliu de Guíxols, Torroella de Montgrí, Salt y Figueras. A los quince años la niña se quedó embarazada por primera vez y el padre le obligó a abortar en una clínica de Barcelona.

Vendría otro aborto y un nuevo embarazo que la joven, ya con 18 años, decidió seguir adelante "a pesar de las amenazas con matarla" por parte del violador. En 1990 tuvo una niña, que nació con una discapacidad psíquica del 80%. "El acusado la continuó obligando a mantener relaciones sexuales, con 19 años se volvió a quedar embarazada y volvió a abortar", recoge la sentencia. Las violaciones solo acabaron cuando la víctima, acompañada de su madre, huyó del país y se fue a vivir a Alemania, donde vivía otro de sus hermanos. Fue la única manera de escapar de su padre y evitar posibles represalias.

El tribunal de la sección tercera de la Audiencia de Gerona ha dado plena credibilidad a la versión facilitada por la víctima y concluye que no es extraño que tardara un total de catorce años a denunciar a su propio padre. "Es lógico y comprensible que quien ha sido víctima de una situación tan terrible desde su infancia intentara primero continuar con su vida y olvidar el pasado", recoge la sentencia. Además, hay pruebas que corroboran su versión, como los análisis del ADN.

EL DRAMA La sentencia también establece que debe de indemnizar a la víctima con una cantidad de 90.000 euros por los "incalculables sufrimientos" a los cuales la sometió.

"Por la naturaleza de las actuaciones, porque los ataques provenían de su propio padre, por la prolongación en el tiempo de las agresiones, por haberle privado de una infancia normal, por haber tenido que pasar por la dura experiencia de varios abortos y un embarazo y por haber tenido que huir de su padre trasladándose a otro país", concluye sobre un drama que casi queda impune.