Si mira su documento de nacionalidad podrá comprobar que no hay número 13. ¿Casualidad? No. Este hecho se debe a la triscaidecafobia: el miedo al número 13. Su origen etimológico proviene de la unión de los términos griegos 'triscaideca' ('trece') y 'phobos' ('miedo').

Tal respeto genera este número que el recientemente fallecido piloto español de motociclismo Ángel Nieto llegó a denominar a la totalidad de sus campeonatos mundiales ganados como '12+1'. Esta simple fórmula matemática también fue utilizada en el programa de televisión Gran Hermano: en el 2012 celebraban su treceava edición y para evitar caer en las manos de la mala suerte decidieron nombrarlo 'Gran Hermano 12+1'.

La aversión que genera el séptimo número primo está profundamente arraigada en el marco social: plantas y habitaciones de muchos edificios, hospitales y hoteles prescinden de esta terrorífica cifra por el temor de sus inquilinos a sufrir las consecuencias del mal fario. Tampoco consta ninguna fila con esa numeración en aviones de diversas aerolineas.

EL VIERNES MALDITO

Esta fobia se ha extendido al ámbito temporal: la friggatriscaidecafobia es el miedo al viernes 13. La popularización del temor a esta fecha del calendario se debe en buena parte a películas de terror como 'Viernes 13', un filme de culto dirigida por Sean S. Cunningham en 1980 y con una docena de entregas.

A pesar de la mala fama que rodea a esta cifra, a lo largo de la historia de la humanidad se han reflejado casos que demuestran su inocuidad como la presencia de trece comensales en la Última Cena de Jesús, el lanzamiento del cohete espacial Apollo 13 a las 13:13 o el uso del dorsal 13 por parte del jugador emblema de la selección alemana de fútbol (ese número lo han llevado futbolistas de la talla de Gerd Müller, Michael Ballack o Thomas Müller).